Uno de los grandes desafíos que se nos plantean a todas las ciudades en este siglo XXI es precisamente la movilidad, sus nuevas realidades y la necesidad de hacerla sostenible y eficiente y transformarla en un aliado en la lucha contra el cambio climático.

Vamos a ser protagonistas de la mayor transformación y disrupción de la movilidad desde la llegada del automóvil. Si ya antes de la irrupción del covid, la movilidad era uno de los sectores de mayor evolución y cambio, la pandemia ha acelerado las tendencias que venían apuntándose y los retos a los que nos teníamos que enfrentar las ciudades, para obligarnos a coordinarnos para dar respuesta ágil en un momento de máxima tensión y cambio.

Energías limpias, nuevas tecnologías, uso inteligente de datos, nuevos tipos de combustión y nuevos medios de transporte personal, van a ser los principales ingredientes del nuevo ecosistema de la movilidad, un ecosistema en el que tenemos que actuar de forma coordinada un modo con otro, ya que todos están interrelacionados entre sí y cualquier cambio influye en el resto.

Lo más importante, todo el ecosistema de la movilidad de una ciudad tiene que ir dirigido exclusivamente a mejorar la calidad de vida de los vecinos y a facilitar una mayor accesibilidad a los servicios y desplazamientos en la ciudad.

Y en Zaragoza, tenemos este mismo reto. Desde que llegamos al gobierno el año pasado, trabajamos intensamente para hacer de Zaragoza un referente de la movilidad del siglo XXI que a la vez, proyecte en el ámbito nacional e internacional una imagen de ciudad atractiva y moderna, una ciudad deseable tanto para vivir en ella, como para visitarla. Es tan ambicioso y complejo el objetivo al que nos enfrentamos, son tantos los frentes en los que tenemos que actuar y responder con agilidad, que solo sumando y colaborando entre las distintas administraciones, instituciones y empresas es viable alcanzar dichos retos. Pero debemos resaltar que en el camino hacia esa nueva movilidad nos hemos topado con un elemento distorsionador de primer orden: el covid-19.

Las medidas de control y prevención para combatir esta inesperada pandemia y sus repercusiones en la actividad general han tenido una repercusión brutal sobre la movilidad y los hábitos de desplazamiento de los ciudadanos hasta convertirse ahora mismo en el primer reto que debemos superar en el transporte de las ciudades.

El último dato, de ayer, ya en el periodo de vuelta al colegio, es que el tráfico rodado global en Zaragoza es un 6% inferior al habitual, aun manteniendo toda la flota de autobús y tranvía en circulación. Pero si vamos al detalle de los usuarios de transporte público, las cifras son muy preocupantes.

El efecto de la pandemia

Tenemos que ver cómo evoluciona la pandemia y todas sus consecuencias en la movilidad de las personas para sacar conclusiones. Hay cuestiones como, por ejemplo, el teletrabajo o las reuniones por videoconferencia, que no sabemos en qué medida seguirán implantadas una vez superada la crisis sanitaria, aunque la sensación es que han llegado para quedarse en un grado importante. Y son ese tipo de cuestiones las que inciden directamente en las necesidades del transporte público, que es el eje fundamental para potenciar una movilidad sostenible, y su sostenimiento financiero.

El ayuntamiento está haciendo un esfuerzo sobresaliente para mantener el transporte público. Hemos sido la ciudad que más servicio ha mantenido durante lo más duro de la pandemia y hemos sido pioneros en incorporar las medidas de seguridad (desinfección, dispensadores de gel…). Pero es evidente que vamos a tener que seguir haciendo esfuerzos extraordinarios durante bastante tiempo.

"Hemos sido la ciudad que más servicio ha mantenido durante lo más duro de la pandemia"

Y en ese panorama, resulta imprescindible que los ayuntamientos contemos con ayudas del Estado. Sin embargo, a día de hoy, Hacienda no contempla ni un fondo de ayudas incondicionado ni un fondo específico para el transporte en las grandes ciudades. Dos fondos reclamados de forma unánime en el seno de la Federación Española de Municipios y Provincias y que Hacienda se resiste a conceder, aunque sí otorgó ese tipo de fondos por valor de 16.000 millones a las comunidades.

Con esta perspectiva, tan condicionada por esta situación inédita e inesperada, y a la espera de conseguir esas ayudas, en el ayuntamiento continuamos desarrollando las líneas de trabajo iniciadas antes de la pandemia y reforzadas con los cambios que la nueva situación ha traído para quedarse, para avanzar hacia una nueva movilidad más sostenible y más eficiente. Líneas entre las que quiero destacar la peatonalidad, la sostenibilidad y las nuevas tecnologías.

Favorecer la peatonalidad

Porque sigue siendo la movilidad más sostenible, económica y saludable. Y una gran parte de Zaragoza sigue siendo una ciudad ideal para el peatón y hay que ponérselo fácil favoreciendo la accesibilidad universal. Con ese objetivo estamos desarrollando un plan para despejar de vehículos las aceras de nuestras calles.

Estamos reordenando para que bicis, VMPs y todos los vehículos estén aparcados en la calzada, con anclaje y en zonas anejas a los pasos de cebra (se facilita la visión periférica a los peatones y a los conductores). Las aceras tienen que ser dominio del peatón y ser totalmente accesibles a las personas con movilidad reducida. Este plan, que estará operativo a principios del año próximo, conlleva una inversión importante para crear una red de aparcamientos para estos vehículos en todos los barrios de la ciudad. También estamos trabajando en la peatonalización de determinadas zonas (Plaza Santa Engracia, Plaza Salamero y calle Santiago Lapuente como exponentes) con proyectos integrales de renovación.

Sostenibilidad ambiental

Zaragoza, que ya cuenta con unas excelentes condiciones de partida, está adoptando medidas para convertirse en la ciudad española con mejores condiciones para impulsar esa movilidad sostenible y compartida, de forma que puedan convivir en equilibrio los distintos modos para adaptarnos a las necesidades del ciudadano multimodal:

a.- Incremento de carriles pacificados a velocidad 30 (ciclocarriles). El objetivo es conseguir una ciudad completamente accesible desde un carril 30 por el que se puedan desplazar con seguridad bicis y VMP. A final de año seremos la primera ciudad 100% ciclable. Para eso, estamos completando la red de carriles bici, con el modelo de ciclocarriles con límite 30 km/h que en estos momentos de incertidumbre y escasos, es mucho más efectivo por rapidez, alcance y economía que los carriles bici. Mientras el kilómetro de ciclocarril sale a 200 euros, el carril bici cuesta más de 60.000 euros, 300 veces más.

b.- Regulación y orden de bicis y motos compartidas. Próximamente habrá nuevas licencias: 2.500, bicis eléctricas y mecánicas, y 900 motos eléctricas, que solo podrán aparcar en los lugares habilitados para ello. También habrá licencias de coche compartido, que ahora mismo cuenta con un proyecto piloto.

c.- Energía limpia en las flotas de los servicios públicos. tenemos que ser los primeros en dar ejemplo, reduciendo la huella de carbono, por eso todos los nuevos pliegos incluyen la renovación de los vehículos no contaminantes, con motor eléctrico o de gas natural comprimido en la mayor medida posible.

d.- Ordenación de la distribución urbana de mercancías (DUM). Se calcula que, de forma global, este tipo de transporte de mercancías puerta a puerta, supone el 38% del total en las grandes ciudades. Y se espera que en el 2025 alcance el 50% ante el empuje del comercio por internet, que también se ha disparado con la pandemia. Desde el año pasado, Zaragoza lidera un proyecto con la DGT para ayudar a elaborar una regulación nacional para el que contamos con la colaboración del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y Rioja, entre otras instituciones del sector.

e.- Tensión de la zona regulada con ampliación de plazas enchufables para vehículos eléctricos y nuevos sistemas de control. El nuevo contrato extenderá la zona regulada a los barrios donde hay petición de vecinos y comerciantes, con el objetivo de facilitar aparcamiento a residentes.

f.- Más bus eléctrico. Cuando llegamos al Gobierno Zaragoza no tenía buses eléctricos en servicio. Ya tenemos cuatro y hay que ir aumentando en la medida de las posibilidades financieras. En este sentido, es esencial acceder a las ayudas que la Unión Europea está ligando estrechamente con el impulso de las energías limpias

Nuevas Tecnologías

Estos retos, tienen que ir acompañados, del uso de las nuevas tecnologías e inteligencia de datos, para ayudarnos a gestionar la movilidad de la ciudad de forma predictiva, y en tiempo real.

Para ello estamos trabajando en una plataforma de servicio ciudadano. Queremos incorporar a los servicios públicos de movilidad una plataforma MAAS (Mobility as a Service) desde la que será posible pagar y tener información de uso de cualquier servicio de movilidad que se preste en la ciudad en función de las necesidades de tiempo, coste, entre otras cuestiones, que tenga cada ciudadano.

Estas líneas descritas, son las más relevantes, pero no las únicas. Tenemos un reto apasionante y trabajamos desde el Ayuntamiento con la ilusión de mejorar cada día la vida de todos los zaragozanos y convertir a Zaragoza, en el referente de la movilidad del siglo XXI en el Sur de Europa.

*Natalia Chueca es la concejala de Servicios Públicos y Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza