En Valencia y Murcia, así como en los medios de comunicación afectos, el PP anda deslizando el mensaje de que el agua de las desaladoras que proyecta construir la ministra Narbona va a ser carísima, frente a la del Ebro trasvasado que, según ellos, venía a salir gratis. Hay que tener morro para decir tal cosa, pero los mendas lo dicen y lo pregonan porque están convencidos de que al personal se le puede llevar a cualquier parte recurriendo a la patraña y estimulándole la codicia.

En Aragón el PP tiene además un problema añadido. Y es que parece demasiado pronto para que se luzca ya en la oposición exigiendo al Gobierno central socialista todo lo que sus propios ministros (los de Aznar) negaban hace apenas unos meses, en particular el bendito Cascos. Al PSOE se le puede reclamar el desdoblamiento de la N-232 o que haga lo posible por integrar Teruel en la red radial del AVE, porque eso era lo que venía en su programa. Pero quién no puede ponerse farruco con estos asuntos es precisamente el Partido Popular.

El AVE Valencia-Madrid no pasa por Teruel porque los populares así lo dispusieron y bien se esmeraron cuando manejaban Fomento en dejar todo atadísimo y las obras en marcha a fin de que no hubiera forma de enmendarles la plana. Parar ahora el tema implicaría retrasar por varios años la ejecución de la línea. Claro que si los señores conservadores quisieran de verdad poner en un brete a Marcelino y al recién ascendido Morlán lo tienen muy fácil: que exijan desde las instituciones valencianas (Camps y los demás guajas) que la alta velocidad haga el bucle turolenses al precio que sea. No dejaría de ser un renuncio, pero al menos les daría cierta autoridad moral para entrar en la polémica (y además nos demostrarían a los aragoneses que en verdad su mensaje es igual en todas las comunidades... ¿o acaso eso sólo valía para el trasvase?).

Lo otro, queridos, es puro morro; mucho, mucho morro.