El sector del mueble en Aragón renace de sus cenizas. Tras la drástica reestructuración sufrida en los años de la crisis, que hizo desaparecer a más de 400 empresas entre comercios y fabricantes, la actividad mantiene una tendencia positiva desde el 2014 y vuelve a presentar casos de éxito, aunque con un redimensionado tejido productivo.

La especialización de la oferta, la puesta en valor de la calidad, la profestionalización del negocio y el refuerzo de la exportación han sido las claves que han permitido mantener a flote e, incluso, crecer a las compañías que sobrevivieron a la gran recesión y el pinchazo inmobiliario.

Así se ha puesto hoy de relieve en la apertura de la séptima edición de la Feria del Mueble de Zaragoza (FMZ), que se celebra hasta el próximo viernes. La cita es un buen termómetro del optimismo que predomina en el sector, aunque también se aprecian incertidumbres, como las dudas sobre el devenir de la desaceleración económica y su impacto en el consumo. Este salón, que se ha consolido como el principal escaparate de este mercado en España junto con el de Valencia, cuenta con 504 expositores, 80.000 metros cuadrados de exposición y la presión de recibir 50.000 visitantes.

ÉXITO DEL TAPIZADO

Un caso de éxito en el sector local es Manuel Larraga, una empresa familiar especializada en el mueble tapizado, que ha logrado duplicar su plantilla en la última década. En el 2008, en pleno estallido de la crisis, contaba con una veintena de trabajadores y ahora roza los 50. “Con mucho esfuerzo y viendo que el mercado cambiaba, apostamos por adoptarnos a las nuevas tendencias y salir fuera”, ha explicado Alejandro Larraga, que lleva el negocio junto a su hermano Eduardo y sus padres, Rosaura y Manuel. El 65% de sus ventas proceden hoy del exterior, donde sus principales mercados se encuentran en países del centro y norte de Europa.

También en el extranjero ha encontrado su ancla Daniel Bolea, la tercera generación de un negocio con más de 70 años de historia y que se dedica al diseño y a la fabricación de mobiliario de tapicería. El 70% de su facturación viene de terceros países. La receta del éxito es distinta en Muebles Confort, que emplea a 20 trabajadores en su fábrica de sofás de El Burgo de Ebro. Concentra las ventas en el mercado nacional y basa su estrategia en una oferta a la medida de las necesidades del cliente.

Otra pata importante deL sector es la industria del colchón, que tiene en Zaragoza su punto de referencia en España con varios centros de producción. También este segmento respira optimismo. Los expositores en la feria de los grupos aragoneses Relax y Pikolín ha sido hoy un hervidero de gente. Lo cierto es que ambas firmas presentan estos días un nuevo posicionamiento de sus marcas. La primera estrena imagen y ha reorientado su estrategia hacia las necesidades reales de los clientes. La segunda ha lanzado una campaña de publicidad basada en las emociones.

ADAPTARSE O MORIR

En el comercio local del sector, la situación es de estabilidad. “La crisis de cierres ya ha pasado”, ha afirmado Mariano Barbed, presidente de la Asociación de Comerciantes de Muebles de Aragón (Acomza), que agrupa a 53 empresas y un centenar de puntos de venta, la mayoría de la ciudad de Zaragoza. “Las tiendas que quedan han ido evolucionado hacia una oferta más integral. Ya no solo vendemos muebles, también decoraciones completas en las que incluimos papeles pintados, textil o iluminación”, ha explicado.

La primera jornada de la feria ha estado marcada por las inclemencias del tiempo. El mal estado de las carreteras por la nieve, sobre todo en Teruel, ha impedido la llegada de numerosos participantes, ya que la mayor parte de las empresas que exponen en el certamen sobre de la zona de Levante. La organización confía en que la situación se normalice en los días que quedan. El impacto económico de este salón en la ciudad es muy relevante. Prueba de ello son los hoteles, que rozan el completo, con entre el 85% y el 95% de ocupación.