Una escapada con los amigos previa a la noche de San Juan acabó en tragedia. Aquel día, un joven de 18 años desapareció tras saltar desde lo alto de la peña del Cuervo, en Peñaflor, al río Gállego y ayer su cadáver fue hallado aguas abajo.

Fue uno de sus dos amigos con los que se fue hasta este lugar del barrio rural zaragozano el que esa misma noche interpuso la denuncia de desaparición ante el Cuerpo Nacional de Policía. El joven reconoció que la víctima «no sabía muy bien nadar» y que habían acudido allí a pasar la jornada y a tomar unas bebidas que se habían llevado consigo.

El joven se tiró desde una altura de 12 metros, pero no volvió a la superficie. Ante ello, uno de los amigos decidió introducirse en el agua para encontrarle, pero no fue posible. Ayer fue hallado por la Guardia Civil y trasladado al Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) para la pertinente autopsia. Este fallecimiento se suma al ocurrido esta misma semana en Gijón. Un ovetense de origen dominicano de 19 años ahogado al intentar auxiliar a su novia, de 16, cuando se bañaban cerca de la iglesia de San Pedro.

Aragón finalizó el 2019 con trece fallecimientos por ahogamiento, el último en el mes de diciembre, lo que supuso un incremento del 30,8% con respecto al año anterior en que perdieron la vida nueve personas. Por este motivo, la comunidad se convirtió en la novena autonomía con más fallecidos de este tipo.

A nivel nacional 440 personas perdieron la vida, siendo dicho año el segundo que más muertes registró por este causa en el último lustro. Así lo recogió la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo en el informe nacional de ahogamientos.

El 43 % sucedieron en una playa y en el 81% de los casos el lugar del óbito carecía de un servicio de vigilancia de socorrismo entre las 10.00 y las 20.00 horas se produjeron el 70,9 % de los fallecimientos.

Por meses, julio fue el que más víctimas mortales se cobró, con 95, seguido de agosto, con 74, y junio y septiembre, con 50 en cada caso, (46), mayo (26), diciembre (23), enero y abril (17 cada uno), marzo (16), noviembre (catorce) y febrero (doce).

NORMAS

Desde Cruz Roja Española recuerdan que la norma más básica es la de no bañarse en zonas no habilitadas para el baño y sin vigilancia, ya que en caso de accidente el bañista no podrá recibir ayuda.

Hay que distinguir entre lo que son ríos de montaña, embalses o ríos urbanos como el Ebro. El río de montaña es muy frío, por lo que hay que respetar los horarios de digestión y entrar poco a poco al agua, mojándose la nuca y las manos. Además, debido a las corrientes y pozas, hay que limitarse a las zonas conocidas e ir acompañado siempre de un guía. En lo que respecta a los pantanos, son lugares para practicar actividades náuticas y no para bañarse. Son muy peligrosos y en ellos es fácil desaparecer en un segundo sin volver a ser visto.

AUXILIOS

En el caso de que uno pueda presenciar un ahogamiento, es necesario evaluar consciencia y respiración para saber si está en parada cardiorrespiratoria y a continuación realizar las maniobras de reanimación cardiopulmonar o RCP encaminadas a mantener oxigenado el cerebro mientras que llegan los profesionales. Desde la Federación Española de Salvamento señalan en estos casos la probabilidad de supervivencia es mucho mayor (con respecto a otros casos de PCR como los causados por un infarto o por un accidente de tráfico) ya que las neuronas tardan más tiempo en morir debido a la baja temperatura corporal. Ha habido sucesos de personas que han permanecido bajo el agua más de 40 minutos y los han conseguido reanimar. Los pasos a seguir son: realizar 5 ventilaciones boca a boca, abriendo las vías y pinzando la nariz y luego 30 compresiones fuertes en el centro del pecho, en el esternón, con las dos manos. Así ciclos de 30 compresiones y dos ventilaciones.