Un joven resultó fallecido en la madrugada de ayer al ser atropellado en la travesía de la carretera N-230, a su paso por la localidad oscense de Castillonroy. Un siniestro rodeado de incógnitas, desde la identidad de la víctima -que no llevaba documentación ni es conocida en la zona- hasta la mecánica del siniestro, ya que no está del todo claro si los jóvenes que le arrollaron fueron los que le causaron la muerte o ya estaba fallecido cuando le pasaron por encima, en torno a las 5.30 horas.

Los jóvenes, que sí son vecinos de la localidad, según explicó el alcalde, Francisco Rivas, volvían de las fiestas de una localidad cercana cuando arrollaron al fallecido, que al parecer estaba en al arcén. No le habían visto, y nada más bajar y ver el cuerpo dieron aviso a emergencias.

SIN DOCUMENTACIÓN / Hasta el lugar se desplazaron efectivos de la Guardia Civil, que investigan las circunstancias del siniestro. El alcalde certificó que la víctima no era de la localidad. Se trata de un hombre aparentemente joven, de entre 25 y 30 años, que en principio estaba caminando por la carretera, aunque nadie sabe de dónde vino. No llevaba documentación y, al cierre de esta edición, no había podido ser identificado. Tampoco el conductor, que trascendiera, había sido imputado por ningún delito vial.

Además de este siniestro, otras cinco personas resultaron heridas en una salida de vía ocurrida en la A-23, en el término municipal de Almudévar, a las 13.00 horas. El coche en el que viajaban todos (un hombre al volante, dos mujeres y dos menores, uno de ellos bebé), por causas que se desconocen, se salió de la vía por el margen izquierdo, y dio un volantazo por el que acabó saliendo por la derecha y colisionando con el quitamiedos.

Una de las mujeres fue evacuada por el helicóptero del 112, con fuerte dolor abdominal, y como el resto fue trasladada al hospital Miguel Servet de Zaragoza. Allí todos quedaron en observación, salvo el hombre, que recibió el alta, según informó el Salud.