Un joven de 23 años perdió ayer la vida ahogado en la Peña del Cuervo, un paraje del río Gállego situado en el barrio zaragozano de Peñaflor. Se trata de la segunda persona que fallece en el citado paraje, dado que en junio pasado otro joven de 18 años murió allí en las mismas circunstancias.

Con estas víctimas mortales se eleva a cuatro el número de ahogados en la provincia de Zaragoza este verano, pues a los citados hay que añadir un camionero marroquí que fue arrastrado por la corriente cruzando a nado el Ebro principios de agosto y un exconcejal de Sástago de 53 años que perdió la vida en la piscina de la localidad el pasado jueves.

La víctima de ayer, M. S., era de nacionalidad paquistaní, y al parecer no sabía nadar. Se desconoce si estaba en ese paraje con amigos o familiares.

Primeramente, sobre las 17.40 horas, alguien se puso en contacto telefónico con los servicios de emergencia denunciando la desaparición del joven y de inmediato se dirigió a la zona una dotación de los buzos de los bomberos de Zaragoza, así como una patrulla de la Guardia Civil.

Los especialistas en rescates acuáticos rastrearon el cauce y finalmente, una hora más tarde, localizaron el cuerpo de la víctima, que fue introducido en una ambulancia y trasladado al Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) para la práctica de la autopsia. Durante el salvamento, se procedió a desalojar la zona para facilitar las tareas del equipo de rescate.

La Peña del Cuervo es un paraje muy frecuentado en verano, en especial los fines de semana. En ese punto, existe un escarpe de unos 12 metros de altura desde el que algunas personas se lanzan a una profunda poza en el lecho del Gállego.

Allí se produjo, asimismo, la muerte de un joven de 18 años el pasado 26 de junio. En este caso, al parecer, la víctima tampoco sabía nadar.

Los vecinos de Peñaflor han señalado que se ha convertido en un lugar al que acuden numerosos jóvenes y chavales que a menudo acuden allí con sus bicicletas. Uno de sus principales atractivos es la peña desde la que se lanzan los bañistas más atrevidos, pero en alguna ocasión se han desprendido piedras que han lesionado a personas que estaban debajo.

En el Ebro, por otro lado, un joven marroquí de 29 años, M. A., fue arrastrado por la corriente el 2 de agosto y hallado sin vida varios días después por los buzos de los bomberos de Zaragoza. Al parecer, junto con otros dos compañeros, decidieron lanzarse al agua para refrescarse y cruzar el cauce a la altura del puente del Tercer Milenio. Pero así como sus amigos sí pudieron llegar a la otra orilla, M. A., por causas que se desconocen, fue arrastrado por la fuerza del agua río abajo.

Por otro lado, un antiguo concejal de Sástago, Á. D., perdió la vida ahogado en la piscina local, que se encontraba ya cerrada cuando ocurrió el fatal accidente, al ser cerca de la medianoche del pasado 6 de agosto. Un médico, una enfermera y el socorrista de la instalación trataron de reanimarlo en vano nada más hallar su cuerpo en el vaso, que está separado del resto de la piscina por una valla. Su muerte causó una honda conmoción en la Ribera Baja, donde era muy apreciado.