El 12 de enero del 2010 falleció en Haití la subinspectora Rosa Crespo, atrapada por el terremoto que devastó el país caribeño y que causó más de 225.000 muertos, en una de las mayores catástrofes del siglo XXI. Una década después, su recuerdo sigue presente en Zaragoza, no solo entre sus familiares y conocidos, sino también en la Jefatura Superior, donde había estado destinada.

«Fue a Haití de forma voluntaria», subraya Imma Fuster, secretaria general del Sindicato Unificado de Policía (SUP), donde militaba la fallecida. «Era una persona superalegre, superamable, y se notaba que se preocupaba por la gente de allá», añade.

Rosa Crespo, que participaba en una misión de Naciones Unidas en Haití, murió al derrumbarse el edificio en el que se hallaba, en la capital del país, Puerto Príncipe. Tenía 47 años y dejó marido y dos hijas pequeñas.

Debido a su vinculación con el SUP, cada vez que volvía a Zaragoza, se pasaba por su sede de la calle General Mayandía para coger insignias y llaveros que luego llevaba a Haití para repartir entre los niños.

«Contaba cosas de su experiencia en aquel país, de lo mal que estaba la situación», relata Imma Fuster, que recuerda que, a raíz de la muerte de Rosa Crespo, el SUP decidió crear un premio para recompensar la acciones humanitarias de los miembros del sindicato. El Premio de Valores Humanos se entrega desde el 2011 y se otorga a policías que ponen en peligro su propia vida en el cumplimiento de su deber.

"Hablaba de la vida cotidiana"

El último de estos galardones recayó en Julián L. S., de 27 años, que estando de prácticas en la Comisaría de Ronda auxilió a un hombre que había sido agredido con un bastón de acero, lo que evitó que le quedaran graves secuelas. Además, facilitó datos que ayudaron a la detención de los supuestos autores del hecho.

Cuando recalaba en Zaragoza tras una larga estancia en Haití, siempre volvía cargada de historias de su misión en aquel lejano país. «Nos hablaba de su vida cotidiana, de lo que hacía y de lo que vivía, sobre todo de lo mal que estaba la situación».

La Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah) se inició en el 2004 y duró hasta el 2017. Se organizó para dar cobertura al nuevo régimen instaurado tras la intervención que derrocó al dictador Jean-Bertrand Aristide.

La muerte sorprendió a Rosa Crespo en un antiguo hotel donde estaba instalada la oficina en la que trabajaba, dentro del despliegue español en la zona. El edificio, de varias plantas, se desmoronó por completo, lo que causó la muerte de numerosas personas.

El cadáver de la subinspectora fue hallado por efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que se habían desplazado a Haití para ayudar en las labores de búsqueda de víctimas y posibles supervivientes que habían quedado sepultados bajo toneladas de escombros.