Un muerto político con perfecta salud. Así describía ayer el teniente de alcalde socialista Carlos Pérez al recién derrotado concejal y exalcalde José Atarés, del PP, que perdió el primer pulso que le echó a su jefe Gustavo Alcalde por un puñado de votos y fue ayer protagonista en los corrillos del pleno municipal.

Hartos de discutir sobre el cohete que el profesor Lafuente ha puesto a los tributos municipales, para que suban bien alto y metan ruido, en el salón oficial quedaron unos cuantos y el grueso de la corporación se dedicó a hacer pasillos y palmear en la espalda al citado Atarés. Vista su sonrisa permanente en la sala de los cafés, no era posible calcular el grado de procesión interior del dirigente del PP, que explicaba distendido su situación: el caso no está cerrado y su corriente piensa ganar la presidencia provincial.

En el análisis terciaban casi todos: "Marcelino aún lo está celebrado"; "Lo que pasa, Pepe, es que en esta guerra has entrado tarde".

Solidaridad municipal fuera del banco plenario que no se reflejaba en el debate oficial; Jorge Azcón , portavoz adjunto, criticaba al nacionalista Miguel Gargallo por el asunto del nuevo cargo de confianza y aseguraba que el de CHA había dado moscoso a todos los asesores porque a diferencia del pleno anterior, donde también se habló de la contratación, no veía a ninguno en la zona reservada al público.

Más entrada la mañana y la sesión plenaria, Lafuente describía una subida de impuestos casi idílica en la que ni nombraba el susto del IBI. El alcalde Belloch , impertérrito, observó como todos los presente los carteles amarillos antiexpo que se colaron en el salón. Y aunque no intervino en el debate impositivo difícilmente evitará el pasar a la historia municipal como el azote de los bolsillos ciudadanos, el alcalde que más subió los tributos en la capital.

Por lo demás, el puente festivo que aguardaba al término de la sesión relajó a la mayoría de la corporación municipal. Hubo unanimidad en casi todas las mociones y a pesar de algunas discusiones menores, apenas se levantó la voz.