U na madrastra se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zaragoza por presuntamente apropiarse de más de 200.000 euros procedentes de una herencia. Quien le llevó ante la justicia fue Laura M., a quien su padre, José Luis, le prometió el dinero procedente de la venta de un apartamento en Oropesa del Mar (Castellón), pero nunca lo recibió.

La procesada, María Esperanza M. R. prefirió no declarar por lo sucedido, a pesar de que se enfrenta hasta a cinco años de cárcel que la abogada Cristina Remón pide por un delito de apropiación indebida agravada. Desde la Fiscalía solicitaron una pena menor, dos años de prisión, una multa de alrededor de 1.440 euros y el pago de una indemnización de 201.000 euros.

Sí dio su versión de los hechos la joven que se quedó sin herencia. Esta subrayó la buena relación que tenía con su padre hasta el punto de ser la única de las tres hijas a la que designó como heredera. "A mis hermanas les había ayudado para que se compraran sus casas, pero yo vivía en Ciudad del Cabo", apostilló, mientras recordaba que desde que su padre empezó a empeorar le fue a visitar todos los días a la residencia de ancianos en la que estaba solo, ya que su ahora viuda vivía en la casa conyugal.

El coste de su internamiento se pagaba, según la hija, con el dinero de la pensión como piloto de aerolíneas de su padre y que no necesitó hacer un pago extra con la contratación de un asistente.

José Luis falleció en enero de 2010 tras una enfermedad. Años antes, en 2004, otorgó testamento junto María Esperanza M.R., legando a dos de sus hijas un euro, a su esposa el plan de pensiones que poseía en el Banco de Santander y a otra de sus hijas, Laura M. F., la instituyó heredera única y universal en el remanente de todos sus bienes, derechos y acciones.

Sin embargo, las acusaciones entienden que María Esperanza M. R. , aunque era conocedora de este acuerdo, sacó de una de las cuentas de su esposo --en marzo de 2009-- 100.000 euros. Una semana después 15.400 euros y, en noviembre de 2009, dos meses antes del fallecimiento de este hombre, 101.000 euros, dejando la cuenta con un saldo de 16 euros.

El letrado de la defensa Sergio Inglán lo rechaza, porque considera que la mujer siempre tuvo la conciencia de que ese dinero "era de los dos"