María -nombre ficticio- fue lanzada al vacío presuntamente por su exnovio hace ya tres años en el barrio zaragozano de La Almozara. Después de tener que ser intervenida quirúrgicamente en varias ocasiones debido a las secuelas que sufrió y de tener que suplicar una pulsera protectora porque todavía no se ha celebrado el juicio, ahora mantiene otra lucha con S. A. P. G.: la devolución de los objetos personales que tenía en la vivienda cuando estuvo a punto de morir.

No es la primera vez que la joven de 31 años realiza esta solicitud, si bien ante la falta de contestación por parte del procesado, el abogado de la víctima, Alberto Peiró, se ha dirigido a la Audiencia Provincial de Zaragoza para que sea este tribunal el que haga la instancia para que indique dónde están depositadas. En caso de recibir otra negativa, este letrado ha solicitado que se abran diligencias por desobediencia grave.

La víctima reclama sus enseres porque entre ellos no solo hay ropa, sino también documentación personal, así como varios álbumes de fotos que guardaba en el domicilio situado en el número 1 de la calle Híjar de la capital aragonesa.

La instrucción de este asunto se dio por cerrada a finales del año pasado y ahora está a la espera de que la Fiscalía Provincial de Zaragoza realice su escrito de acusación por un delito de homicidio en grado de tentativa por el que S. A. P. G. permaneció un año en el centro penitenciario de Zuera (Zaragoza). Al mes de salir de la cárcel, la víctima pidió una pulsera de protección porque sentía «miedo» de la nueva situación. El tribunal provincial lo justificó «habida cuenta de la necesidad de salvaguardar la integridad de la solicitante y la consecuencia del temor que manifiesta, complementando así otras medidas acordadas como el alejamiento a una distancia no inferior a 300 metros».

TERCER PISO

Este caso de violencia machista tuvo lugar en abril del 2015, durante la madrugada. Una llamada a la sala del 091 procedente de unos vecinos del edifició alertaba a la Policía Nacional sobre una fuerte discusión que podría tratarse de un caso de violencia de género.

Cuando llegaron los agentes al inmueble observaron que sobre el tejado de un patio de luces yacía una mujer que se quejaba de fuertes dolores. Cuando la Policía fue a pedir explicaciones al piso en el que vivía la víctima, el encausado y un amigo suyo abrieron la puerta demostrado tranquilidad y llegando a decir que no habían escuchado nada porque estaba viendo la televisión.

Para rescatar a la mujer fue necesaria la intervención de los Bomberos de Zaragoza ante la dificultad de acceder a la zona en la que estaba.