Diana Guallar es investigadora del Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas en Santiago

Diana Guallar es una zaragozana de 35 años que actualmente trabaja como investigadora en el Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas en la Universidad de Santiago (CiMUS). Estudió Bioquímica en la Universidad de Zaragoza, pero pronto decidió irse a New York, donde asegura que hay «más dinero» para la investigación y donde los profesionales son «más reconocidos». A pesar de eso, decidió regresar a España para seguir desarrollando su trabajo. «Quería volver a Europa y por motivos personales me fui a Santiago, donde conseguí un contrato posdoctoral para seguir afianzando mi investigación», explica.

Actualmente, Guallar trabaja en el funcionamiento de las células madre a nivel básico, es decir, no es una investigación aplicada. «Las células tienen mucha plasticidad y pueden convertirse en cualquier célula del cuerpo adulto», por lo que investigar en medicina regenerativa permite reemplazar órganos dañados. «De momento, yo trabajo a nivel molecular porque hay que saber cómo funcionan las células para saber cómo tratarlas», comenta Guallar.

Ayuda económica

Gracias a este gran trabajo, Guallar ha obtenido la beca europea Marie Curie. «Es una beca muy competitiva» que implica movilidad dentro de sus requisitos y que le ha sido concedida debido a que hace menos de tres años que volvió de Estados Unidos. Este reconocimiento le otorga, además de una dotación económica para continuar trabajando, mayor facilidad para crear una red de investigadores europeos que permite «la movilidad y el intercambio de ideas».

De las 9.000 solicitudes, solo el 10% de las personas recibe esta ayuda, por lo que Guallar es consciente de la gran oportunidad que tiene por delante. «Supone un reconocimiento a mi carrera y mi trayectoria. Es como si me hubieran hecho una valoración personal a nivel europeo y terminar siendo seleccionada supone prestigio en todos los sentidos», explica orgullosa.

Guallar quiere estabilizarse en España y no tiene en mente irse de nuevo porque «ahora aquí se está promoviendo mucho la equidad y se valoran mucho las acciones de las mujeres en la ciencia».

Guallar asegura que cuando empezó a estudiar había muchas mujeres en la carrera pero que, «a medida que subes en la escala de poder, la proporción va disminuyendo» y eso se debe a la educación que se recibe. «Nos transmiten valores muy diferentes cuando somos pequeños y nos creemos que no estamos cualificadas para altos cargos cuando no es así». Además, manifiesta que siempre se ha lanzado a todo lo que se le ha propuesto y posiblemente esa haya sido la base de su éxito actual. «Yo digo que sí que puedo y si no es así, la Diana del futuro ya lo solucionará».

En su grupo de investigación, el 50% de la plantilla está compuesto por mujeres, algo que califica como «muy importante» debido a que refleja que se sigue trabajando en conseguir la igualdad.

Diana Guallar en su zona de trabajo. / SERVICIO ESPECIAL

María Moros estudió Farmacia y Biotecnología y ahora es investigadora del Consejo Superior de Investigación Científica

María Moros es investigadora del Consejo Superior de Investigación Científicas (CSIC) en el Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA). Después de muchos años de esfuerzo, ha conseguido obtener una ayuda Starting Grant del Consejo Europeo de Investigación, que ha dotado a su proyecto con 1,8 millones de euros. «He estado 13 años trabajando en esto, pero ahora comienzo a desarrollar el proyecto para que en un futuro sea eficaz».

Sirocco, como ha bautizado a esta investigación, consiste en desarrollar una herramienta basada en nanopartículas para intentar estudiar y aumentar la regeneración. Moros estuvo centrada en esto ya en el año 2015, cuando se trasladó a Nápoles durante unos años debido a que le concedieron la beca Marie Curie. «Entonces trabajé con animales que, si los cortas por la mitad, son capaces de regenerase. Pasa lo mismo con las heridas, el problema está en que esta capacidad se pierde con la edad», explica.

Desarrollo

La particularidad de este proyecto es que se quiere realizar de manera «selectiva», es decir, conseguir, sin afectar al resto del organismo, activar la regeneración en una zona en concreto. Moros parte de la base de que sabe que las células tienen receptores y, por lo tanto, son capaces de sentir la tensión cuando ha habido una herida. «Es como estar en un concierto. Las células saben cuándo están muy apretadas y tienen que separarse o si, por el contrario, están muy alejadas las unas de las otras y tienen que unirse».

Moros lo intenta explicar para que su investigación se pueda entender de manera más sencilla, debido a que es difícil de comprender que lo que quiere es «generar tensión de manera artificial con nanopartículas».

Moros, que estudió Farmacia y Biotecnología, explica que había muchas mujeres en ambas carreras universitarias pero que, a medida que ha pasado el tiempo, se nota que las mujeres no están en «los altos cargos». Además, ha sido madre hace poco y asegura que las ayudas hacia la mujer están llegando. «A mí me han dado 18 meses extra porque en el proyecto en el que estoy se considera competitivo». Esta ayuda es solo un ejemplo de las medidas que se están tomando para conseguir una igualdad en todos los ámbitos y para conseguir más facilidades para las mujeres.

Moros destaca también la gran labor que se está haciendo en cuanto a divulgación. «Yo voy con un grupo de científicas a colegios e institutos para mostrarles a todas las niñas que nosotras hemos llegado y que ellas también pueden. Tienen que ver que somos reales y cercanas», explica.

El Consejo Europeo de Investigación (ERC) entregó un total de 408 proyectos, con una participación de 254 hombres y 154 mujeres. Mora puede estar orgullosa de haber conseguido ser una de esas personas (12 hombres y 6 mujeres en España) que ha logrado este premio que le da prestigio y visibilidad en el mundo de la ciencia.

María Moros en la presentación del proyecto. /CSIC