"Si vas a Calatayud / pregunta por la Dolores / que es una chica muy guapa / y amiga de hacer favores". Así reza la jota que campea a los cuatro vientos como emblema de Calatayud. El investigador Antonio Sánchez Portero ha tratado de descubrir a través de documentos, obras escritas y la prensa del momento la identidad de aquella mujer que se hizo famosa gracias a una copla anónima.

Esta investigación tuvo sus frutos --según el propio Portero-- en 1985 cuando encontró la fe de bautismo de María de los Dolores Peinador Narvión, que situaba su bautismo un día de 1819 en la Iglesia Parroquial de San Juan el Real de la ciudad de Calatayud. Sin embargo, todavía hoy hay investigadores que ponen en duda que estos documentos se refieran precisamente a La Dolores.

En cualquier caso, la leyenda que ha centrado la labor creativa de dramaturgos, compositores, novelistas, cineastas, escritores, músicos y poetas, recoge la rústica ingenuidad de una moza honesta y caritativa que servía a principios del siglo XIX en un mesón bilbilitano. Pero este personaje ha pasado en los último años "de ser motivo de pitorreo para Calatayud a ser una heroína, prototipo de mujer avanzada, y principal resorte para el resurgir turístico de la ciudad", según Sánchez Portero, que se considera a sí mismo el principal valedor de este cambio.

Al mismo tiempo que ha resurgido la figura el consistorio ha aprovechado para restaurar el emblemático edificio donde al parecer trabajó esta mujer. Este edificio situado en la plazuela de los Mesones perteneció, como explica Sánchez Portero, a don Pedro Ignacio Jordán de Urriés y Palafox, Marqués de Ayerbe, y en él estuvo ubicada dicha posada hasta 1963.

Su antigüedad se remonta hasta 1838, según se desprende del Registro de la Propiedad de Calatayud, aunque algunos elementos arquitectónicos permiten datarlo en el siglo XV o a principio del XVI.