Los trabajadores del albergue municipal de Zaragoza reclaman más medidas de seguridad. Lo hacen ante la «inacción» del Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC), dicen, después de los dos sucesos de presunta agresión sexual que se han producido en el interior de las instalaciones en menos de cuatro meses. El primero, conocido esta semana, cuando un usuario agredió el pasado 21 de diciembre, a una trabajadora al grito de «te voy a follar». El segundo, hace solo 15 días, el 6 de mayo, cuando una mujer alojada en una de las habitaciones sufrió una presunta violación mientras estaba durmiendo en plena noche por otro usuario del albergue.

Los hechos, ya bajo investigación judicial, ocurrieron sobre las cinco de la madrugada. La mujer, bajo los efectos de los somníferos, declaró haberse despertado con un hombre encima de ella. En el suelo, según explicaron los trabajadores, había varios «preservativos usados» y las sábanas estaban «manchadas». Hasta el lugar se trasladó la policía científica. El presunto agresor fue puesto a disposición judicial y la víctima fue traslada a urgencias para ser examinada.

Sin embargo, según informaron desde el área de Derechos Sociales, la agredida sigue residiendo en el albergue aunque se están estudiando todas las posibilidades para poder trasladarla a otro lugar que le permita superar el trauma que le ha causado la agresión. Incluso, barajan hospedarla en una pensión que sería costeada por el ayuntamiento.

Las habitaciones de hombres y mujeres están separadas y tienen llave para poder cerrarse desde el interior. Pero en este caso, según los empleados, la víctima dormía con la puerta abierta porque tenía claustrofobia. El agresor, por su parte, fue identificado por los agentes en el revisado de las cámaras de seguridad.

Un suceso preocupante que se suma a la inseguridad que denunciaron los trabajadores y el sindicato CSIF a raíz de la agresión sufrida por una empleada a manos de otro usuario del albergue. La víctima, además, desmintió la versión ofrecida por la concejalía a EL PERIÓDICO el pasado día, que apuntaba a la mala praxis de la empleada, técnico auxiliar sociocultural, al afirmar que fue «zarandeada mientras realizaba la ronda sin ir acompañada por un agente».

Ella asegura que es rotundamente falso. De hecho hay ya una sentencia. Esta le «absuelve de delito leve de agresión» por sufrir un trastorno mental pero decreta una «medida de seguridad de libertad vigilada» y una orden de alejamiento tanto de la trabajadora como del centro. Esta empleada se encontraba en su despacho durante la noche del 21 de diciembre y no haciendo la ronda. Desde el consistorio admitieron, finalmente, que fue así.

Según narró la propia afectada, el presunto agresor estuvo paseándose por su puerta, entonces abierta, durante un largo rato y realizándole preguntas vacías. Ante la inseguridad que le provocó, decidió cerrar la puerta principal de acceso al pasillo conocido como «patio negro», donde se encuentra la entrada al despacho y la garita de la Policía Local.

A las 23.45 horas, y en una de las tantas veces que le abrió la puerta la trabajadora, el hombre, de gran envergadura, le agarró por las muñecas y la empujó al interior del pasillo gritándole «te voy a follar», como consta en la sentencia. La empleada logró soltarse, y ante los gritos de auxilio, salió rápidamente un agente que le expulsó.

La agredida estaba cubriendo una baja, y dejó el albergue el 31 de enero. Ahora ha vuelto por otra vacante y pese a lo vivido.