San Valero rosconero, nada ventolero y multitudinario, como siempre. Así se desarrolló la jornada del patrón de Zaragoza, con miles de personas tomando la plaza del Pilar al calor del roscón que, como cada año, reparte EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. Y acompañado con chocolate caliente servía para combatir el frío con el que amanecía la ciudad. Filas para coger una de las miles de porciones, filas para entrar al ayuntamiento, filas para el Tragachicos, filas para entrar a la Seo o a la Lonja... La tradición no defrauda y este céntrico punto de encuentro acabó tomado por los vecinos y visitantes mirando de reojo un cielo cubierto que amenazaba lluvia, pero que no apareció hasta la tarde.

En la cita con el roscón, los más madrugadores aguardaban desde las ocho de la mañana, dos horas antes de que el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, y los portavoces de todos los grupos de la oposición menos el de CHA empezaran con el reparto. Junto a ellos, el director de EL PERIÓDICO, Nicolás Espada, y el presidente honorífico de la Asociación Provincial de Empresarios de Pastelería, Francisco Bentué, que no se ha perdido ninguna de las ediciones anteriores.

DISFRUTAR LA CIUDAD

Una larga fila de personas que llegaba hasta la fuente de la Hispanidad en el ala oeste de la plaza y que, en la este, rodeaba por detrás la de Goya hasta colarse por un lateral de la Lonja y desembocar en el paseo Echegaray. La respuesta de la ciudadanía, una vez más, incontestable. Todos para disfrutarlo en familia, con amigos, a solas, por primera vez o como cada año, o acompañando a los más pequeños para coger fuerzas para un día de celebración. San Valero es un día de disfrutar la ciudad y cada casa lo hace a su manera.

«Me gustaría invitar a todo el mundo que ha venido a disfrutar del roscón, en un día que no ha salido tan ventolero, a que discurran por todos los dispositivos culturales que tenemos abiertos para ellos», afirmó. «Tenemos el Tragachicos, música, la Sala Mozart... Es un día para estar en la ciudad y entrar en todos los museos y espacios que veamos abiertos», explicó Santisteve, en el pistoletazo de salida.

«Los zaragozanos, un año más, han respondido masivamente a la iniciativa de EL PERIÓDICO, lo que demuestra que nuestro medio sigue cada año más integrado en las tradiciones de nuestra ciudad», afirmó el director de este diario, Nicolás Espada. «Seguimos apostando por el territorio, que es la seña de identidad del periódico», añadió.

Cerca de él, Bentué, que conoce bien la tradición del reparto del roscón, revivió esos inicios en los que ocho pasteleros trabajaban en este hito de la fiesta y cómo el principal problema en esos orígenes era dónde guardar un dulce que este año ha alcanzado los 900 kilos de peso y 630 metros de diámetro. Unas 20.000 porciones, comenzando a las 10 de la mañana con puntualidad, para no esperar más de lo necesario.

«Para mí y para todos los zaragozanos es un día importante. Hay filas que son incomprensibles pero tienen su jugo porque la gente se divierte mientras disfruta del roscón, que todos los años es igual porque ya no se puede hacer mejor», explicó. Harina, azúcar, huevos, mantequilla, leche en polvo, levadura, almendra en polvo, sal, ralladura de limón y de naranja, esencia de naranja, agua de azahar y coñac, adornado con fruta confitada, crema pastelera y azúcar bolado. Son los mimbres de un dulce que, un año más, se agotó con rapidez y que es la estrella de la fiesta. «No me he perdido ningún año, por ser presidente de la asociación y por amistad con EL PERIÓDICO y con el resto de colaboradores. Es una satisfacción estar con ellos», apostilló Bentué.

Tampoco se perdieron la cita con San Valero vecinos como María Ángeles, que aseguraba que era «el quinto o sexto año» que disfruta del postre. «Llevo una hora esperando, desde las nueve. El chocolate y el roscón, buenísimos», afirmó una vez se hizo con una porción. También respiraba aliviada porque el clima zaragozano mostró clemencia: «Si hubiera hecho el tiempo de ayer, no hubiéramos podido estar porque hacía mucho frío», añadió.

Coincidió con la apreciación sobre el tiempo María José, quien se mostró contenta de vivir «un ambiente muy majo». «No nos llueve ni hace viento, que San Valero lleva fama de ventolero, pero no cumple lo dicho», dijo satisfecha. «Pasas un día agradable, con los cabezudos, das una vuelta por Zaragoza... No es solo el roscón», detalló sobre cómo disfruta esta jornada festiva. Con ella estaban sus hijos, Jorge, que venía por primera vez, y Yolanda, quien apreció «bastante más gente que otros años» aunque «el roscón y el chocolate están igual de buenos».

También los foráneos pudieron disfrutar de esta fiesta, como Miguel, un madrileño que afirmaba que «estas cosas también las hay, más pequeñas, en Madrid, en cada barrio. Por ejemplo, en San Isidro también dieron limonada y parrillada». Sin embargo, y dadas las fechas, matizó sobre la elección del dulce: «Entra mejor ahora, que hace frío, el chocolate caliente y el roscón».

Julio, otro zaragozano, disfrutaba la mañana en la que, junto a sus acompañantes, suele visitar la Seo «para ver a San Valero» y, más tarde, algún museo. «Solemos hacer comida entre amigos pero este año lo vamos a celebrar por aquí», explicó.

En el paisaje de la plaza resaltaban, además del enorme cuadrilátero dulce, los chalecos de los voluntarios de Zaragoza, quienes ayudaron con tareas como resolver dudas acerca de las actividades a todo aquel que se acercó. Agustín Gracia y Alberto Javier Gracia lo son desde el 2008 y evaluaron que cada año «hay más animación» aunque, lógicamente, depende del tiempo. «Si hace buen día, la gente se anima a salir», señalaron. Así, y aunque luego el día se aguó con la lluvia vespertina, la mañana de San Valero no defraudó en esta ocasión.