Centenares de personas se manifestaron ayer en Aguaviva en contra de la construcción de una presa en el río Bergantes y en búsqueda de alternativas que eviten la realización de una obra que supondría la destrucción de un medio de gran valor ecológico.

Los manifestantes se concentraron en la plaza a las seis de la tarde, donde se leyó un manifiesto en el que se denunciaban los peligros de levantar la presa, de 70 metros de altura.

"Lo que pedimos es que se abra un proceso de participación en el que se tenga en cuenta la opinión de los que vivimos en el territorio", manifestó Aitor Clemente, de la plataforma El Bergantes no se Toca, organizadora de la protesta.

"Hasta ahora, nadie nos ha consultado nada", añadió, en referencia a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que promueve el proyecto como forma de laminar las avenidas del Bergantes.

El organismo de cuenca mantiene que la presa planeada es la única forma de proteger el embalse de Calanda, situado aguas abajo, del riesgo que entrañan las bruscas crecidas del río Guadalope, del que el Bergantes es afluente.

"OTRAS SOLUCIONES" Sin embargo, la plataforma considera que "existen otras soluciones", como las descritas en un reciente informe de la Fundación Nueva Cultura del Agua, que sugería la posibilidad de construir aliviaderos en la presa de Calanda y elevar su altura, con el fin de reforzar su capacidad de desagüe y retención de avenidas.

"Hemos decidido manifestarnos ahora, al igual que hicimos hace un año, porque el proyecto ha entrado en un momento decisivo", explicó Clemente. "Ha llegado al Ministerio de Medio Ambiente y se va a realizar un estudio de impacto ambiental en el que queremos que conste nuestra opinión y no únicamente la de la Confederación", subrayó.

El acto culminante de la marcha tuvo lugar cuando los concentrados se dirigieron al río Bergantes y se colocaron sobre su lecho, dado que en esta época del año apenas baja agua.

"Ha sido un éxito", comentó Aitor Clemente, que hizo hincapié en la total falta de incidentes. La concentración atrajo a numerosos vecinos de los pueblos del Bajo Aragón y del Maestrazgo, así como a opositores al embalse de Mularroya y defensores del Delta del Ebro.

Asimismo, asistieron distintos colectivos ciudadanos y se desplegaron pancartas con distintos lemas contrarios a los pantanos. La que abría la manifestación rezaba un escueto Somos río. "Por este motivo hemos querido terminar en el mismo cauce, porque queremos demostrar que el medio y los habitantes son la misma cosa y nos puede tocar uno sin afectar al otro", afirmó Clemente.