El ayuntamiento de la localidad de Magallón ha acondicionado un espacio en el parque La Molilla dedicado al recuerdo del lingüista Fernando Lázaro Carreter, que pasó los primeros años de su infancia en esta localidad y en cuyo cementerio reposan sus cenizas desde el mes de marzo.

El acondicionamiento de este espacio, ubicado en la zona de acceso a la iglesia parroquial de San Lorenzo, ha supuesto una inversión de 30.000 euros que ha contado con aportación económica de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ).

En el mismo punto se ubicará una escultura alegórica a Lázaro Carreter como homenaje póstumo "a una persona que fue muy querida por todos los magalloneros", según dijo el alcalde, Víctor Chueca.

La obra, del artista zaragozano Fernando Lázaro Bello, fue premiada en el concurso de ideas convocado por el Gobierno aragonés y lleva por título La piel del alma . Consiste en una pieza vertical fusiforme cuya figura tiene, según el autor, "aspecto de bolígrafo y dardo a la vez, ligeramente inclinado sobre la horizontal, como si describiera un movimiento caligráfico", en alusión a la obra El dardo en la palabra del insigne escritor vinculado a Magallón.

El autor de la escultura ha usado también la caligrafía como elemento plástico a través de una frase que envuelve el dardo, y que dice que "La lengua es la piel del alma".

La zona de La Molilla se verá completada con una plantación de árboles y la instalación de mobiliario urbano, dentro del plan de Zonas Verdes de la DPZ, con una inversión de 9.000 euros.

Los vecinos de Magallón siempre se han sentido orgullosos de la ascendencia magallonera de Lázaro Carreter. Aunque nació en Zaragoza en 1923, sus padres eran naturales de esta localidad, con la que mantuvo fuertes vínculos a lo largo de toda su vida. En ella pasó los primeros años de su infancia y regresaba a la misma siempre que podía.

Lázaro Carreter había sido nombrado Hijo Adoptivo de Magallón en el año 1972 y en 1990 se le rindió un cálido homenaje, cuando se puso su nombre a la Casa de Cultura de la localidad. El último reconocimiento público que le hizo la población en vida tuvo lugar en 1999, siendo entonces director de la Real Academia de la Lengua Española, cuando le fue dedicada una calle.