Mesones de Isuela es un pueblo pintoresco que ha crecido a la sombra de su castillo medieval, convertido desde hace años en un foco de atracción turística. Por este motivo, se ha dotado de un plan general de ordenación urbana (PGOU) que busca preservar tanto el antiguo núcleo como el paisaje de su entorno. Además, fija la manera en que el municipio debe crecer en el futuro para no romper su armonía constructiva.

El plan urbanístico, que es obra de Lorente Arquitectos Ingenieros, ha quedado definitivamente aprobado tras 10 años de tramitación. «Hasta ahora nos regíamos por normas de carácter general, pero nos dijeron que era recomendable contar con un plan propio», explica el alcalde de la localidad, José Antonio Gómez.

No se trata solo de evitar que nuevas construcciones puedan estropear la perspectiva del castillo, situado sobre un cerro rocoso, sino también de regular la tendencia del pueblo a crecer hacia la carretera A-2302. Esta zona es más llana y amplia y tiene un mejor acceso, por lo que algunos vecinos han decidido trasladar allí su lugar de residencia.

En cuanto al casco antiguo, apiñado junto a la iglesia mudéjar, el plan urbanístico establece normas sobre la reforma de las edificaciones existentes, con el fin de preservar sus características. Asimismo, se hace preciso compaginar la estrechez de las calles con las necesidades actuales de sus residentes.

Por ello, indica Gómez, el PGOU establece la creación de zonas verdes y de espacios para estacionar. «También se crean rutas para que las ambulancias puedan acercarse lo más posible a las casas», precisa el alcalde, que asegura que el plan no deja fuera ninguna circunstancia que afecte a la vida cotidiana de los vecinos.

LLEGAR A TIEMPO // Mesones de Isuela cuenta con 283 habitantes que viven sobre todo de la ganadería. El municipio se ve afectado por una tendencia a perder población en beneficio de Zaragoza y de otras localidades más cercanas que tienen cierta actividad industrial en torno al sector del calzado.

«En general, el PGOU ha sido bien acogido, pero algunos se quejan de que las normas para preservar el estilo arquitectónico encarecen las reformas de los edificios», dice Gómez. «Hemos llegado a tiempo, no se ha roto la armonía del casco antiguo», añade. Si acaso, en la parte nueva, alguna nave agrícola o ganadera parece incrustarse entre las casas, sin que el efecto «llegue a doler a la vista».

Mesones de Isuela se propone proteger al máximo su castillo, que ha llegado desde el siglo XIV hasta la actualidad sin sufrir un deterioro irreversible, por más que haya habido épocas en las que ha estado abandonado. «Se muestra a los visitantes, gracias a una guía que costea la comarca del Aranda, pero realmente no se explota», afirma Gómez.

A lo largo de los años, se han ido haciendo reformas en la fortaleza, «pero apenas se notan en un edificio tan grande, con una planta de 1.560 metros cuadrados». De ahí que el ayuntamiento esté empeñado en conseguir fondos del 1% cultural. Las nuevas inversiones estarían destinadas a devolver todo su esplendor a la fortaleza, que ha recibido la atención de los expertos por sus especiales características.

mejorar la carretera // Mesones, además, se propone sacar partido del hecho de que numerosas personas visitan la localidad a lo largo del año con la intención de subir al castillo. Pero consolidarse como lugar turístico requerirá tanto de la inversión privada como de la pública.

El pueblo no tiene un restaurante propiamente dicho y los visitantes comen en otras localidades. Y en cuanto a la carretera, algo sinuosa, necesita mejoras que faciliten el desplazamiento desde la A-2.