Mequinenza ha decidido volver a su pasado cercano, todavía muy vivo en el recuerdo de sus vecinos, para rescatar un duro episodio de su historia: la diáspora que acarreó la guerra civil, que llevó a algunos de sus habitantes a combatir en la segunda guerra mundial y a ser hechos prisioneros de los alemanes. Por este motivo, un centenar de personas participaron ayer en el acto que la localidad organizó en homenaje de los deportados a los campos de concentración nazis.

En adelante, una placa instalada en un monumento en los jardines del Museo de la Historia, recordará para siempre a los siete mequinenzanos internados en los campos de Mauthausen, Hartheim, Gusen, Buchenwald, Ravensbrück y Bergen-Belsen. La leyenda de la placa es sencilla y clara: Que su recuerdo sirva de experiencia.

En el acto, que estuvo lleno de momentos emotivos, participaron los familiares de José Silvestre, uno de los deportados, que depositaron un ramo de flores a los pies del monumento. En total, asistió un centenar de personas de una u otra forma relacionadas con los presos objeto del homenaje.

La alcaldesa de Mequinenza, Magda Godia, se refirió al lugar en el que se había instalado el monumento como "un sitio en nuestro complejo museístico dedicado a mantener vivo nuestro pasado para que las generaciones que vengan lo tengan presente".

"Se va a seguir trabajando para intentar localizar a los familiares de los siete deportados", anunció la regidora.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Amigos de Mauthausen, Enric Garriga, agradeció la colaboración y el apoyo del Ayuntamiento de Mequinenza y destacó la importancia de que existan monumentos como el inaugurado en Mequinenza para que "a pesar de los intentos de unos y otros de que olvidemos, nosotros no debemos permitirlo".

"Se lo debemos a los que lucharon, a los deportados y también a los nuevas generaciones", subrayó Garriga.

Las actividades en torno a esta conmemoración se iniciaron el sábado pasado con la charla Resistentes y deportadas, a cargo de Rosa Torán, en la que participaron más de medio centenar de personas.

Además, el programa se extiende mediante una exposición y una charla dirigidas a los alumnos de educación secundaria de la localidad y que se llevará a cabo en el mes de noviembre. Su objetivo: mostrar a las nuevas generaciones un aspecto bastante desconocido de la historia de Mequinenza.