En Aragón no existe una norma autonómica que obligue a la instalación de desfibriladores en centros públicos, a diferencia de otras comunidades como Cataluña o Andalucía. Sin embargo, es cada vez más frecuente que los municipios y las comarcas inviertan en la colocación de estos aparatos electrónicos de reanimación. Los últimos casos, el Ayuntamiento de Mequinenza --que ha comprado varios para sus instalaciones deportivas-- y el Maestrazgo. El consistorio de Zaragoza acaba de comprar seis más.