La ciudad de Murcia despide al obispo emérito Javier Azagra, fallecido ayer a los 91 años y de quien el titular de la Diócesis, José Manuel Lorca Planes, ha dicho que fue un "gran pastor" que pasará a la historia de la iglesia por su entrega a los demás.

Numerosas autoridades civiles y religiosas acompañan a los hermanos y sobrinos del obispo emérito de Cartagena en su funeral, que se ha celebrado desde pasadas las 16,30 horas en una abarrotada Catedral de Murcia.

Javier Azagra, natural de Pamplona, fue un hombre "sencillo, alegre y que se entregó sin reservas a los demás", ha dicho en la homilía Lorca Planes, que preside esta ceremonia en el altar mayor de la catedral junto a los titulares de las diócesis y archidiócesis de Guadix, Vitoria, Zaragoza y Alcalá de Henares.

El obispo de Cartagena ha recordado emocionado cómo Azagra vivió sus últimos años "reconciliado con la vejez", alegre y "siempre con una sonrisa en los labios", y ha asegurado que fue un "hombre que quería a Murcia", que tenía en los jóvenes su gran pasión y que "atendió con los ojos abiertos las necesidades de quienes llamaban a su puerta".

Los restos de Javier Azagra han sido velados desde ayer por centenares de murcianos en el Palacio Episcopal, desde donde han salido a las 16,30 horas para cruzar la plaza Cardenal Belluga de Murcia a hombros de una decena de sacerdotes con destino a la Catedral.

En ese templo, donde recibirá sepultura, le esperaba su familia, cientos de religiosos y autoridades como el presidente del Gobierno regional, Alberto Garre; el delegado del Gobierno, Joaquín Bascuñana, y el alcalde de la capital, Miguel Ángel Cámara, quien ayer decretó dos días de luto en Murcia por la muerte de su obispo emérito.