El peligro que entraña el trazado de la N-232 entre las localidades zaragozanas de Mallén y Figueruelas es fácilmente constatable al repasar el contundente balance de víctimas y accidentes registrados en este tramo en el último año. Desde enero del 2003 a enero del 2004, catorce personas han perdido la vida y más de una veintena han resultado heridas graves, convirtiéndose así en la vía con mayor siniestralidad de Aragón.

Esta carretera que conecta Navarra con Cataluña y Valencia a través de Aragón es también el principal eje de producción y distribución industrial del norte de la península. Por ella circulan diariamente numerosos camiones de largo recorrido y otros que se quedan en los polígonos que se levantan a ambos lados de la N-232. Los polígonos de El Pradillo, Ruiseñores, el Olivar, Monte Blanco o Bonavía mueven diariamente centenares de vehículos.

Sin embargo, para el tráfico que soporta diariamente esta vía, su estado es "tercermundista", según el presidente de la comarca de la Ribera Alta del Ebro, Alfredo Zaldívar. En los poco más de 28 kilómetros que tiene este tramo de la N-232 hay unos diez puntos peligrosos. A la altura de Mallén, la entrada al almacén de los supermercados Día suele ser escenario de entre ocho y diez accidentes al año, según el ayuntamiento de esta localidad, que tiene otro punto negro en la entrada situada en el kilómetro 297, que no dispone de carril de deceleración. Otros lugares peligrosos son el cambio de rasante y la curva de Boquiñeni y los cruces a nivel de Luceni y Pedrola.

QUEJAS DE LOS TRANSPORTISTAS Por este motivo, los camioneros que pasan habitualmente por este trágico tramo de la N-232 que conocen a la perfección no dudan en reconocer el peligro que entraña, con un sólo carril para cada sentido. De hecho, este sector profesional forma parte de la Plataforma en Defensa de la N-232 a través de la Asociación Empresarial de Transportes Discrecionales de Mercancías de Zaragoza (Tradime), que agrupa a más de 900 transportistas.

Félix es camionero de profesión y vecino de Mallén. Desde hace varios años, trabaja para la empresa Marcotrans, ubicada en el polígono Bonavía, a la altura de Pedrola, por lo que atraviesa cada día el tramo trágico de la N-232. Pese a su experiencia al volante, este conductor reconoce que "da miedo" circular por la N-232 y que "sin duda" el desdoblamiento contribuiría a reducir los accidentes. Lo mismo piensa Fernando Silva, un camionero portugués que trabaja para la Schmitz, también ubicada en una zona industrial de la N-232. Silva señala que otro peligro de esa carretera está en los cruces al mismo nivel y en las incorporaciones por la izquierda.

En el caso de Javier Séez, otro transportista, la N-232 debería convertirse en una autovía. "No puede ser que haya un carril para cada sentido porque cuando se avería un camión, inmediatamente se crea un atasco". Además, Javier, que circula dos veces por semana por esta vía para ir de Santander a Barcelona, reconoce que ha visto adelantamientos muy peligrosos. "Los coches se impacientan después de ir mucho rato detrás de un camión y hacen maniobras muy arriesgadas", señala. Por ello, "el desdoblamiento mejoraría la seguridad de todos los que circulamos por la N-232", asegura.