La Asociación de Nabateros del Sobrarbe no está dispuesta a que se repita el episodio que sufrieron el pasado domingo, cuando, llegado el momento de iniciar el descenso anual del Cinca, se encontraron con que faltaban dos remos y que una de las dos balsas participantes estaba suelta bajo el puente de Laspuña, el punto de salida.

Por este motivo, la entidad, que hace 33 años que organiza la bajada en nabata del tramo entre Laspuña y Aínsa, ha pensado en dirigirse a la Subdelegación del Gobierno en la provincia de Huesca para que ponga más vigilancia en las fechas previas a la prueba, que congrega cada mes de mayo a numerosos espectadores.

«Estamos estudiando incluso colocar cámaras de seguridad, pues un hecho así puede dar al traste con una actividad muy planificada», señaló ayer Luis Buil, presidente de la Asociación de Nabateros del Sobrarbe.

«El domingo pasado nos llevamos una desagradable sorpresa cuando llegamos al punto de salida y vimos lo que había pasado», recordó. «Menos mal que uno de los remos estaba cerca y lo pudimos recuperar», explicó. El otro remo fue más difícil de suplir. «Hubo que coger uno de una exposición, pues tenemos prohibido cortar madera de los montes por un problema que hubo», añadió Félix Buil. En cuanto a la nabata suelta, «no había ido muy lejos, no se había movido debido a que este año no hay tanta agua como otros y a que pesa nada menos que 3.600 kilos», comentó.

El hecho fue denunciado ante la Guardia Civil de Laspuña, que tipificó lo sucedido como un acto de sabotaje. «Pudo ser un boicot o una gamberrada, no tenemos ni idea, pero lo que sí sabemos es que no debe volver a pasar», dijo. «Esto te lo hace alguien por hacer una gracia o porque no te puede ver», continuó.

PREVISIÓN // Una medida preventiva que van a tomar los nabateros será la de proveerse de varios remos, para el caso en que se pierdan o rompan los que se van a utilizar.

Lo importante, señaló Buil, es preservar el espíritu de una celebración deportiva y cultural que cada año gana nuevos adeptos y que se ha convertido en una especie de escaparate de lo que se hace en el Sobrarbe.

Pese a las dificultades iniciales, el pasado descenso fue «espectacular», uno de los más intensos de los últimos años, a causa de la dificultad provocada por la escasez de caudal y por una serie de pasos comprometidos, siempre con el riesgo de encallar entre las piedras antes de llegar a la meta bajo el puente de Aínsa.