La esperanza es lo último que se pierde y esta llega en forma de dos bebés que han nacido en el hospital Miguel Servet de Zaragoza. Sus progenitores habían dado positivo en la prueba del covid-19, pero los niños ya están en este mundo libres de este virus pandémico.

El último parto natural de estas características tuvo lugar ayer. La embarazada, según fuentes del centro sanitario, ingresó con sospechas de estar contagiada. Rápidamente se inició el protocolo del coronavirus establecido por el hospital Materno Infantil en el que señala que ante cualquier indicio la madre debe ser traslada al paritorio exclusivo que se ha habilitado para estos casos.

En ese espacio no solo se atiende el momento de dar a luz, sino también la dilatación. La idea es que no haya traslados de las pacientes y así evitar contagios. De ahí que el personal sanitario que atiende a estas mujeres es siempre el mismo y cuenta con equipos de protección individual al igual que sus compañeros de medicina interna.

Una vez que el niño nace, el menor pasa a la unidad de neonatos, mientras que la madre es trasladada a las instalaciones del hospital general, que es la zona habilitada para infectados por coronavirus. Allí, según el centro sanitario, los propios sanitarios son conscientes de la situación y para tratar de “humanizarla” mandan mensajes y fotos del bebé a los progenitores. Allí es atendida por los mismos sanitarios que le asistirían en el materno-infantil.

Una separación acordada por la dirección del centro hospitalario que entiende que se debe de evitar todo contacto entre un infectado y una persona sana. En estos casos es imposible mantener la distancia sanitaria recomendada porque nada más nacer se suele realizar la práctica de piel con piel y se le coloca en el pecho para iniciar la subida de la leche. Una decisión ajustada a criterios sanitarios, aunque estos son amplios puesto que la Organización Mundial de la Salud y la Sociedad Española de Neonatología sugieren mantener la lactancia propone no distanciar a la madre y al bebé.

La obstetra zaragozana Ana Cristina Torrijos señala que los criterios van variando porque es un virus nuevo, pero que, por el momento, “la transmisión vertical no se da”. “Hay que tener en cuenta que la OMS no solo habla para España, sino para todo el mundo y, por lo tanto, hay que pensar que hay países en los que los recién nacidos no tienen otra forma de alimentación que la lactancia materna y por lo tanto no se puede cortar”, añade.

Torrijos reconoce que con los datos actuales no hay peligro de contagio si se ponen medidas como mascarillas FFP2 o superiores, pero “hay que pensar en que no hay suficiente material en los hospitales públicos para los sanitarios como para poder dar este tipo de protección a las madres”. “Yo, por ejemplo, en mis partos en la Clínica Montecanal hablaría de todos los escenarios con la madre porque sí tenemos material para mantener la lactancia desde el primer momento”, recalca.