-Podemos acaba de cumplir seis años y han pasado de las plazas a los sillones de las principales instituciones. ¿Cómo valora una trayectoria tan fulgurante?

-Se ha conseguido uno de los objetivos principales. Con ministros y otros cargos de Podemos vamos a ser capaces de transformar en realidades muchas de las políticas que reivindicamos. La gente va a ver que hay una forma distinta de gestionar lo público. Esta es una fase mucho más interesante que la anterior y estoy muy satisfecho de que en Aragón abriéramos camino atreviéndonos a hacer un Gobierno de coalición. Ahora hay que saber gestionar nuestras frustraciones y expectativas. Pablo Iglesias ya lo ha dicho: lograremos muchas cosas, quizás no todas las que nos gustarían, pero seguro que muchas.

-¿Se entenderá la coalición?

-El acuerdo de coalición progresista, como están los tiempos a nivel planetario, es muy positivo. En Europa se ve con normalidad un Gobierno de coalición progresista, aunque sea inédito en un país que es la cuarta economía del continente. Eso da mucha esperanza a la gente porque se puede concretar en hechos muchas de sus necesidades.

-La pasada legislatura fue portavoz en la oposición y ahora lo es de un grupo en el Gobierno. ¿Cómo afronta el cambio?

-Con mucha comunicación y capacidad de anticiparnos a cualquier disenso entre los socios, que son conocidos. Tenemos que reconocernos en el acuerdo y no perder el tiempo, consiguiendo cosas hasta donde seamos capaces. El pragmatismo nos obliga a no vender humo y reconocer que las reglas del juego que nos ha dejado una década de Gobiernos de una derecha corrupta y que ha recortado derechos no permite que tengamos mucha capacidad de mejorar los servicios públicos. Es una realidad que hay que decir. Las administraciones aragonesas necesitan más dinero para poder prestar los servicios con la calidad que queremos. Por mucho que este Gobierno sea muy positivo para la mayoría, hay que exigirle al Ejecutivo central una financiación que reconozca que a Aragón nos cuesta más prestar esos servicios por varios factores.

-¿Cómo pueden formar una coalición partidos tan dispares como el PAR y Podemos?

-Tiene que ver precisamente por la llegada de la extrema derecha al Parlamento aragonés, que niega nuestro autogobierno y nuestro derecho a reconocernos como pueblo. Un partido que abre debates sobre cosas aceptadas desde hace tiempo por la mayoría, y que se ha demostrado que han sido beneficiosas, ha provocado que una fuerza como el PAR haya priorizado un acuerdo con nosotros, aunque ideológicamente estemos totalmente alejados. El PAR tiene unos cometidos en el Gobierno, Podemos tiene otros; no reñimos en exceso y nuestra prioridad común es mejorar la vida de mucha gente.

-Pero tienen algunos asuntos en los que son, a priori, ideológicamente incompatibles...

-Nuestra relación se basa en anticipar los conflictos, dialogar cuando puede aparecer un disenso y priorizar las muchísimas cuestiones que compartimos todos y podemos poner en marcha. No obviamos que algunas no tenemos por qué aplaudirlas, pero no nos supone una contradicción flagrante con nuestros principios aceptar cosas que nosotros plantearíamos de otra forma.

-¿Entiende todo el mundo en Podemos esta relación?

-Me sorprendió este verano la altísima participación, inédita en la historia de Podemos Aragón, en la consulta sobre el acuerdo de Gobierno. Como siempre pasa en nuestra organización, hubo debate y pluralidad, pero en Aragón y España entendimos mayoritariamente que dábamos un paso adelante para gobernar y no estar permanentemente en la oposición. Llegar al Gobierno te permite tocar teclas para arreglar muchas cosas para la gente. No queremos el poder por puro romanticismo.

-¿Retirarán la denuncia que pusieron al PAR en Anticorrupción por su gestión de la depuración?

-No. Denunciamos y seguimos denunciando que apreciamos indicios de corruptela en la gestión puntual del Gobierno de Aragón de hace más de una década con las depuradoras. No es una denuncia contra un partido, sino contra una acción concreta. Se sobredimensionaron las obras y no se gastó el dinero como se debía. Seguimos siendo herederos de ese problema y afortunadamente ahora Podemos tiene competencias en esa área y estamos cambiando el modelo por un sistema eficiente y eficaz.

-Comparten altos cargos en una consejería, la de Agricultura y Medio Ambiente, que centró su oposición en la anterior legislatura. ¿Cómo va la convivencia?

-Están muy delimitados los objetivos. Atender lo mejor posible a nuestros agricultores y ganaderos, una ley que favorezca la agricultura familiar y otra para mejorar la representatividad. Derogaremos el ICA y crearemos una ley de cambio climático y transición energética. Se está trabajando con normalidad.

-La relación de la dirección en Aragón no ha sido la mejor ni con Pablo Iglesias ni con el diputado por Zaragoza, Pablo Echenique, que además es portavoz del grupo parlamentario. ¿Merma capacidad de influencia en Madrid?

-En el Consejo Ciudadano estatal elevamos las propuestas de Aragón a Pablo Iglesias y Pablo Echenique, con los que tenemos una relación muy fluida. Más allá de las diferencias internas muy puntuales, es una oportunidad que el portavoz del grupo sea aragonés. Además, los cuatro partidos del Gobierno hemos hablado para tener clara la agenda aragonesa y dirimirla en la comisión bilateral. Eso es fundamental después de una década perdida con los Gobiernos del PP, que no entendían que era muy importante atender a la España vaciada.

-¿Cómo ve a Teruel Existe?

-Teruel Existe no es una rara avis en el mundo. Compartimos una parte de sus reivindicaciones, tenemos una buena relación personal e iremos de la mano en lo que coincidamos. Sí es verdad que tendrán que posicionarse en un montón de cuestiones que no afectan solo a Teruel. No creemos que hormigonar toda la provincia sea positivo, pero otras reivindicaciones las compartimos.

-¿Y la situación en Cataluña?

-El conflicto viene de lejos y está enquistado. No se pueden repetir errores de choques de trenes para ver quién levanta más alto la bandera. Es un conflicto que debe arreglarse desde el diálogo. Nosotros no queremos que Cataluña se salga de España, pero desde Aragón no vamos a estar de brazos cruzados viendo cómo Cataluña habla con el Gobierno. Los problemas de la España despoblada también deben estar en la agenda del Gobierno central.

-Podemos e IU en Aragón no confluyeron. Incluso en Zaragoza hubo tensiones y ahora hay un Gobierno de derechas. ¿Es posible reconducir esa situación?

-Tenemos que trabajar para recuperar la mayoría dentro de tres años recuperemos la mayoría en la ciudad. La manera de concretarlo es algo que se debe debatir, porque las elecciones están demasiado recientes. Los resultados no han sido tan diferentes a los de otras comunidades, incluso junto con Asturias son mejores.

-Pero han sido malos...

-No nos conformamos y hacemos una valoración muy negativa. A partir de ahí tenemos tiempo para que la gente recupere la confianza. Me consta que todos tenemos voluntad para que podamos entendernos y mejorar.

-¿El peso institucional puede acabar con la ilusión que generó Podemos en parte del votante?

-Tenemos que mostrarnos como lo que somos: gente normal que hacemos política de forma temporal. Es un orgullo representar a tu pueblo y lo que tenemos que hacer es demostrar que, frente a una manera de gestionar pensando en las élites y ampliando la grieta entre los poderosos y la gente que las está pasando canutas, hay espacios como es Podemos que pueden revertir la desigualdad, la precariedad y que afrontan con valentía urgencias como la despoblación o la lucha contra el cambio climático.

-¿Prevé que surjan candidaturas alternativas a la de Iglesias? ¿Habrá cambios ideológicos?

-Es muy difícil que surja un candidato del nivel político y comunicativo de Pablo Iglesias y en lo organizativo no creo que deba haber muchos cambios. Mejorar nuestra implantación territorial y la comunicación con los espacios del cambio. Pero no creo que haya que inventar grandes cosas.

-¿Usted optará a la reelección?

-No lo hemos decidido. Me entusiasma mi papel, estoy moderadamente satisfecho con el trabajo y entre todos decidiremos lo que tenga que pasar.