La Feria Internacional de Maquinaria Agrícola (FIMA) no se detiene ante nada. El certamen estrella del calendario ferial aragonés acarició, en su 41 edición, su récord de asistencia (242.000 visitantes) logrado en el 2018. Pero este detalle no empañó el buen sabor de boca que la organización tenía cuando ayer cerró sus puertas hasta dentro de dos años. «Ha sido todo un éxito, a pesar de las circunstancias», subrayó el presidente de Feria de Zaragoza, Manuel Teruel.

El certamen ha transcurrido sin contratiempos, como si el campo se hubiese despojado durante unos días de su particular luto por el desplome de los precios que sufren los agricultores en los últimos años. Ni la crisis del sector primario ni la alarma por el coronavirus, que se asomó el día de la apertura -una quinta parte de los expositores procedían de Italia, donde se declararon varios casos- han podido eclipsar la pujanza y robustez de la FIMA.

Los datos así lo constatan: un impacto de 350 millones de euros en Zaragoza, más de 163.000 metros cuadrados de exposición, casi 1.700 marcas procedentes de 38 países, más operaciones cerradas que en ninguna otra edición, hasta 3.000 reuniones y encuentros internacionales, y una cifra total de 237.446 visitantes. «Hemos llenado hoteles y restaurantes y hemos dado empleo a miles de personas», destacó Teruel. Y lo seguirá haciendo, puesto que a lo largo de los próximos 10 días entre 3.000 y 4.000 personas participarán en el desmontaje de la feria.

EL CAMPO, EJEMPLAR

El presidente de la institución quiso poner el énfasis en el «ejemplar comportamiento» de los agricultores, que respetaron el normal discurrir de la FIMA, solo interrumpido por las protestas que originó la visita del ministro de Agricultura, Luis Planas, el pasado jueves. «Claro que entiendo a los profesionales del campo», recalcó Teruel, para quien existe un «desequilibrio importante entre los productores y los comercializadores» de los productos.

Habrá que ver cómo está el sector en el 2022, año en el que volverá a abrir sus puertas la FIMA con el reto de atraer más expositores de otros países a Zaragoza. «El mercado nacional está completo, ahora solo falta crecer desde la perspectiva internacional», dijo Teruel, que resaltó que Europa, el arco mediterráneo y Latinoamérica son los mercados en los que la feria puede ganar volumen en las próximas ediciones.

Por lo pronto, la organización ya ha comenzado a trabajar para lograrlo en el siguiente certamen. «Ya hay gente que está reservando plazas hoteleras para el 2022», un año que destacará, según Teruel, por la llegada de más tecnología, un incremento en el número de innovaciones y una mayor apuesta por la sostenibilidad, el ahorro y el medio ambiente. Pero para eso habrá que esperar otros dos años. Será el momento de calibrar si la FIMA ha tocado techo o puede exhibir un mayor potencial.

SMOPYC, SIN ALARMA

La crisis del coronavirus ha obligado a suspender la feria del automóvil de Ginebra y el mayor certamen turístico de Europa, que se iba a celebrar en Berlín. Pese a ello, Feria de Zaragoza no contempla en estos momentos la suspensión del Salón Internacional de Maquinaria de Obras Públicas, Construcción y Minería (Smopyc), que tendrá lugar del 1 al 4 de abril en Zaragoza. «No hay ninguna alarma», aseguró el presidente de la institución, Manuel Teruel. Pese a todo, indicó que la organización trabajará esta semana para reconfirmar la presencia de firmas. Smopyc prevé duplicar su superficie respecto al 2017.