Hay un interesado convencimiento de que en el Gobierno de Aragón es factible el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos y que, por el contrario, en el Ayuntamiento de Zaragoza será más posible uno de la formación naranja con el PP. Es pronto para saber si esta premisa es un deseo o una certeza. Pero nadie se cierra ninguna puerta. Los portavoces de los partidos son expertos en retroceder argumentarios y la memoria en política es muy frágil. Cs, hoy convertida en derecha-derecha, tendría difícil explicar pactos de distinto signo. Lo mismo le sucedería al PSOE si busca un acuerdo lejos de la izquierda.