Todo giró en torno a los presupuestos, los que no hay, los que vendrán, los que en el Gobierno de PP y Cs dicen que no estarán hasta que lo digan otros, los que se teme la oposición después de la jugarreta de las ordenanzas fiscales. María Navarro manejó con cierta soltura la tranquila comisión de Hacienda del Ayuntamiento de Zaragoza, donde anunció que, por fin, ha empezado a firmar microcréditos -cien al día, dijo­­- y garantizó que habrá una apuesta por Acción Social en las partidas del 2021. El PSOE le pidió cuentas expansivas para reactivar la economía y ZeC aún más en cuestiones sociales.

No hay dinero, le contestaron desde el equipo de Gobierno a Alberto Cubero. «¿De dónde lo pueden sacar? De las grandes contratas», dijo el concejal de ZeC, que arrancó su intervención de la mañana aludiendo a los temores que le despierta el momento, «para que no nos pase como con las ordenanzas (fiscales), que no sabían nada y luego las presentaron a los medios tres días después».

Aún duele esa traición. Por eso a la izquierda piden reuniones, negociaciones, algo que les indique que no hay engaño detrás. «No es obligatorio pagar de tirón las revisiones de precios. Todo se puede negociar», dijo Cubero insistiendo en resolver necesidades sociales y dejar de lado a FCC, Avanza, Ferrovial... y en que el ayuntamiento tendrá que empeñarse. «La prioridad de endeudarse, para usted, es con pandemia y sin pandemia», respondió la concejala de Hacienda, que repitió mil veces que primero deben conocer los ingresos que van a llegar de otras administraciones para después poner los presupuestos en orden. Sí adelantó que las ayudas de alimentación «probablemente se duplicarán en el 2021».

Navarro dio por bienvenida la flexibilidad en la regla de gasto en la primera interpelación, en la que ya anunció por dónde iban a ir los tiros. «No puedo decir lo que haremos si no sé lo que tendremos», le respondió a Fernando Rivarés, que tampoco se fía de los planes del equipo de Gobierno por el cacareado asunto de las ordenanzas fiscales. «Debería tener un plan a y un plan b», señaló el portavoz de Podemos, que se teme que Navarro sabe lo que hay y lo que hará «pero no quiere decirlo».

«Me gustaría eximir la totalidad de impuestos a hostelería y comercio, pero la situación del ayuntamiento no me lo permite, explicó la concejala popular, que se enzarzó un par de veces con la socialista Ros Cihuelo, que también le anunció sus miedos presupuestarios al no tener «señales» de querer sentarse a negociar. «Lo que viene no es un presupuesto cualquiera, debe estar destinado a la reconstrucción. Por eso le permiten saltarse la regla de gasto, para que haya una reactivación económica».

Navarro enumeró casi para acabar sus tres prioridades: «Pagar las nóminas de los funcionarios; dar de comer a las familias con el incremento de 4,4 millones en Acción Social; y los servicios públicos», afirmó antes de recordar que se han empezado a firmar los microcréditos, que el PSOE teme que no irán «a los más necesitados».