En el cementerio de Torrero hay, aparte de los floristas, los que hacen su particular agosto en Todos los Santos. Varios chicos, cuya edad no supera en muchos casos los dieciséis años, ofrecen sus escaleras a todos los que quieran arreglar las tumbas de sus difuntos con un poco de ayuda. Generalmente se sitúan en las dos entradas del cementerio para ofrecer sus servicios. "Traemos aquí las escaleras de nuestra casa y ayudamos a la gente a quitar flores, y sólo cobramos la voluntad", relató Samuel Baños el martes en Torrero. Este negocio, en el que estos jóvenes ocupan una semana y media aproximadamente, les da para permitirse un capricho. "Lo mínimo que sacamos aquí al día son 50 euros, aunque hay veces que menos, depende mucho del tiempo; si llueve, ya la hemos fastidiado", explicó el compañero de Samuel, Borja Dual. Pero si hace bueno, sólo el más listo consigue cliente al que ayudar.