-¿Cómo ve el proceso de negociación con los independentistas catalanes a la hora de formar el próximo Gobierno de España?

-No veo una opción alternativa que no pase por ERC. Es evidente que se pueden plantear posibilidades como la abstención del PP o el voto a favor de Ciudadanos. Pero, por las declaraciones de sus dirigentes, no parece que estén por la labor. Además, una repetición electoral sería lo peor que podría pasar en este momento. Eso implica buscar la opción menos mala y la que sea posible. Por eso, hasta que se demuestre lo contrario, la abstención de ERC permitirá una investidura.

-¿Considera que esta dependencia es un ejemplo del problema territorial de España?

-Tenemos un problema territorial que no solo implica a Cataluña. En España se ha abordado un proceso de descentralización muy fuerte que, en mi opinión, ha sido positivo. Pero ahora llega un momento en el que se necesita hacer un ajuste: la España de las autonomías ha derivado a una serie de disfunciones que sería bueno corregir.

-¿Por qué se han dado estas disfunciones? ¿Se pensó mal el modelo?

-España en este momento es un estado cuasifederal y tenemos que asumir que no se puede ser durante toda la vida cuasi-algo. Falta culminar el proceso. Así, para tener una verdadera estructura federal se requiere un Senado que sea una cámara de representación territorial. Ahora no tenemos un espacio en el que los problemas de las comunidades autónomas se puedan abordar en su conjunto. Esto ha provocado que la bilateralidad prime en exceso.

-¿Las relaciones bilaterales han provocado que las comunidades más pobladas estén sobrerrepresentadas?

-El factor no es solo poblacional. Las que han logrado más recursos son las que desde el comienzo tuvieron partidos regionalistas o nacionalistas. Esto ha provocado que en el Congreso existan 18 formaciones de este tipo, aunque algunas solo tengan un diputado.

-¿Teruel Existe responde a este modelo?

-Es normal que la provincia turolense esté hasta las narices. Han visto el panorama general, han visto que no les salen las cuentas y se han preguntado: ¿aquí que hay que hacer? Por eso han optado por presentar un diputado al Parlamento. En muchos casos si el diputado es importante para conseguir mayorías se pueden lograr bastantes cosas. Es lo que ha ocurrido con el Partido Regionalista de Cantabria. Durante mucho tiempo no se presentó a las elecciones generales. Pasa lo mismo en Asturias, Canarias o Galicia.

-¿Es posible diseñar una estructura territorial que favorezca a todas las provincias?

-El comienzo sería reformar el Senado para que sea realmente una cámara territorial. Después es necesario clarificar las competencias entre el Estado y las comunidades. Hace falta una delimitación mucho mejor para evitar desajustes en el uso de los recursos y duplicidades. También afrontar el problema de la financiación, pues se generan distinciones y tensiones. En un sistema de las autonomías no se pueden negociar ventajas para un territorio en exclusiva, pues el resto querrá obtener lo mismo.

-¿Cree que en las circunstancias actuales se pueden proponer estas mejoras?

-Claro. El mejor método para reconducir el problema catalán es organizar mejor el conjunto de España.

-¿Es partidario del diálogo directo con Cataluña?

-Es necesario dialogar con Cataluña, pero también con el resto de comunidades. Esto sin olvidar que cualquier hipótesis de independencia unilateral o de derecho a decidir es profundamente reaccionaria. El secesionismo, en las actuales condiciones de globalización, y en el marco de la Unión Europea, es un planteamiento fuera de lugar. Va en la línea de las propuestas políticas de Donal Trump, el populismo italiano o del brexit. En cambio, un federalismo social y una mayor cohesión territorial fortalecería el Estado.

-¿El próximo gobierno, posiblemente encabezado por el PSOE con el apoyo de Unidas Podemos, será capaz de encauzar estos cambios?

-Hacen falta consensos más allá de la mayoría que requieren un Gobierno puntual. Estos problemas, y otros asuntos como el cambio climático o los derechos sociales, se tienen que abordar con consensos más amplios. Solo de esta forma se podría intentar llevar a cabo una reforma de la Constitución.

-¿Es posible llegar a ese nuevo consenso?

-Los consensos hay que trabajarlos. Hace falta crear estados de opinión favorables. Y hacer de la necesidad virtud. Aquellos que se resisten a emprender la reforma territorial no se dan cuenta de que con la situación actual lo que se favorece es una disgregación mayor. Un sistema federal integra. Es centrípeto y no centrífugo. No tocar la Constitución, después de más de 40 años, es un error. Se tiene que fortalecer y reformar en algunos aspectos.

-¿Qué cambios son los más necesarios?

-Cuando se aprobó no existía la integración europea actual. Además, se tienen que tener en cuenta los derechos de la mujer o de los pensionistas. La sociedad tiene que movilizarse. Es erróneo pensar que no se puede tocar nada porque existan fenómenos como Vox o el independentismo. San Ignacio recomendaba no hacer mudanza en momentos de tribulación. Sin embargo pienso que es una reflexión muy conservadora. Debería ser al revés. En los momentos de duda se tienen que hacer algunas mudanzas para acabar con las tribulaciones. Si no se hace nada el deterioro va a más.