El Juzgado de lo Penal de Teruel condenó ayer a Francisco de Asís Franco Martínez Bordiú, nieto del dictador que dirigió España con mano de hierro durante 40 años, a 30 meses de prisión por los delitos de atentado contra agentes de la autoridad, daños y conducción temeraria. Sin embargo, no irá a la cárcel porque el nuevo Código Penal exige que la pena impuesta por cada uno de los delitos supere los dos años de prisión.

La jueza considera que Francis Franco era el hombre que, a primeras horas de la mañana del 30 de abril del 2012, conducía un todoterreno que, desobedeciendo las señales de una patrulla de la Guardia Civil para que se detuviera porque circulaba sin las luces puestas, emprendió una «temeraria» huida por distintas carreteras y caminos de la comarca de Calamocha.

Asimismo, la sentencia recoge que, cuando el acusado se vio alcanzado, retrocedió bruscamente y golpeó el vehículo de la Benemérita, lesionando a uno de sus ocupantes, motivo por el que se le impone una doble indemnización de 1.500 euros al herido y 2.720 más a la Dirección General de la Guardia Civil por los daños sufridos por el vehículo.

La resolución, que aplica la atenuante de dilaciones indebidas, absuelve al guarda de caza que acompañaba a Franco, el rumano Silviu Nicolae R., defendido por el letrado Roberto Gállego, que ayer explicó que la sentencia deja claro que su cliente «no tuvo nada que ver con la maniobra» realizada por Franco cuando dio marcha atrás.

La juzgadora apoya sus conclusiones en gran medida en la declaración efectuada en la vista oral, por videoconferencia, por el agente que sufrió lesiones, de la que subraya que se mantuvo «inalterada» a lo largo del procedimiento. Este aseguró que vio la imagen de Francisco Franco «a través del espejo retrovisor del conductor exterior izquierdo», cuando se apeó de su todoterreno Rav 4 en un camino forestal.

Previamente, en la persecución, el guardia civil había buscado en Google la imagen de Franco, dado que, a través de la matrícula de su todoterreno, fichada por el Seprona, supo que este era el propietario del vehículo.

«CALVO Y DE CARA ALARGADA»

El fallo entiende asimismo que «se produjeron las condiciones espaciales y temporales idóneas para producirse la captación de la fisonomía del acusado en la memoria del agente perjudicado», dado que «los dos vehículos estaban muy cerca».

«Era calvo, tenía la cara alargada y aparentaba entre 50 y 60 años», manifestó textualmente el guardia civil en el juicio, donde también precisó que «era alto y la cabeza casi tocaba el techo» del vehículo, un Toyota Hilux de caja descubierta.

Por el contrario, la jueza niega valor probatorio a las declaraciones de los testigos de la defensa y del propio Franco, que mantuvo desde el principio del juicio que el día de los hechos él se había desplazado a Madrid urgido por una serie de gestiones pendientes. La resolución establece que las declaraciones testificales son contradictoras y discrepan de las afirmaciones vertidas en la instrucción.

RASTREO TELÉFONICO

Uno de los principales argumentos de la defensa fue que los rastreos telefónicos de la zona de los hechos no revelaron la presencia del teléfono de Franco, sino de una tarjeta multisim colocada en la tablet que iba en el Toyota y a la que tenían acceso los empleados, familiares y amigos del acusado.

El propio nieto de Franco recalcó en la vista oral que cuando fue a Madrid dejó su teléfono cargándose en una finca cinegética que posee en Aranda de Moncayo. Sin embargo, la jueza concede más relevancia al rastreo telefónico que detectó una llamada infructuosa del hijo de Francis Franco a las 11.24 horas del 30 de abril del 2012 y que activó la estación base de telefonía de Fuendetodos, «descartando con ello su alegación de que, en la citada fecha, cogió el tren AVE de Madrid a las 10.30 y llegó a Calatayud sobre las 12 horas».