Como el resto de sus becarios, Ana Rosa tampoco conoció a Braulio. La única vez que la alumna contactó con el anciano que le estaba sufragando los estudios fue el día de su cumpleaños. Aquel 26 de marzo de 1996 ella le envió una carta para felicitarle y agradecerle al mismo tiempo el extraño altruismo de ese desconocido que le había permitido iniciar sus estudios superiores.

Ana Rosa es la única de ocho hermanos que ha tenido la oportunidad de ir a la universidad. Precisamente el pasado mes de julio finalizó la carrera de Trabajo Social. "Todos mis hermanos menos uno son mayores que yo. Algunos tienen ya más de cuarenta años, y antes todavía era más complicado hacer una carrera universitaria", explica ella misma.

Gracias a Braulio, esta joven pudo acudir a Calatayud para hacer el último curso de BUP y COU. "El primer año estuve interna en la residencia del colegio Santa Ana por lo que los costes se incrementaron bastante, pero Braulio nunca puso ningún reparo para hacerse cargo de todos los gastos", asegura Ana Rosa. El pagaba la matrícula, la residencia y todo el material de estudio que le hiciera falta. Ella sólo tenía que presentar las facturas en el ayuntamiento.

Media docena de becarios

Braulio Bermúdez nació en Villalengua en 1911, aunque cuando sólo tenía tres años su familia tuvo que marcharse al País Vasco para probar mejor suerte. Las cosas no le "fueron mal" --según explicaba él mismo en una carta-- hasta el punto de que en 1989, a pesar de que había vivido casi toda su vida fuera del municipio, decidió crear una fundación para costear los estudios de los niños pobres de Villalengua. En 1995 ya había dotado a esta fundación con 18 millones de pesetas.

Media docena de jóvenes del municipio, entre ellos Ana Rosa, Alba, Vicky y Raquel, junto a algún chico, se beneficiaron de estas becas. Sin embargo, en 1997 una "irregularidad" del patronato de la fundación --formado por el alcalde, el cura y el maestro del municipio-- llevó a Braulio a paralizar la fundación. Tras un lustro de silencio, el año pasado, a los pocos días de que cambiara la composición del ayuntamiento del municipio, Braulio se dirigió a la nueva alcaldesa para mostrarle su deseo de reactivar la fundación.

La antigua becaria explicó que le haría mucha ilusión que volviera a funcionar la obra benéfica creada por aquel hombre. Además del capital que aún conservaba la fundación, Braulio Bermúdez manifestó en una de sus últimas cartas su intención de dejar "una importante cantidad de dinero" a su muerte, algo que sucedió el pasado 7 de noviembre.

"Me apenó mucho, pero no pude estar en el entierro porque me enteré al día siguiente", indicó Ana Rosa poco después de confesar el cariño que sentía por ese hombre al que no había conocido.