El politólogo y director general de Relaciones Institucionales y Desarrollo Estatutario del Gobierno de Aragón, Julio Embid, presentó el sábado en la librería Milcómics de Zaragoza su ensayo Con capa y antifaz. La ideología de los superhéroes.

-¿A qué superhéroe votaría si se presentasen a las elecciones?

-El que más representa los valores del centroizquierda es el capitán América. Representa la Constitución, los derechos y las libertades y la defensa de las minorías. Además lucha con un escudo y nunca mata a nadie. Es garantista. Yo, que soy una persona de centroizquierda, seguramente optaría por él.

-Da la impresión de que la mayoría de estos personajes están escorados a la derecha...

-La mayoría de los superhéroes son norteamericanos. Y entonces en EEUU la gente está más a la derecha. La izquierda de allí es el centro de aquí. Además, aunque la mayoría de los dibujantes son de izquierdas y de que Marvel se puede considerar progresista, todo tiene un componente muy norteamericano. Esto se refleja en el individualismo y el consumismo. Esos son dos valores que no compartimos los europeos.

-Pero estos productos llegan a todo el mundo, ¿se pueden considerar una forma de divulgar esos valores?

-A nivel cultural es la primera vez en la historia que pasa algo así. Por primera vez, la mitología de toda la infancia es la misma en todo el planeta. Es la primera vez que un personaje se presenta a la vez en Chicago, en Tokio y en Teruel. Se abarca todo. Es cierto que los personajes mitológicos han existido siempre, como sucedía en la antigua Grecia con Ulises. Pero su influencia directa solo se daba en el Mediterráneo. O el santoral católico, con San Jorge o san Lorenzo, que no llegaban al islam o a África. Es la primera vez que los modelos de referencia de la infancia y la juventud son globales.

-¿El cine del oeste no fue un precedente similar?

-No tuvo nunca la misma capacidad de influencia que tiene Marvel. El estudio ha logrado que camines por el barrio de las Delicias y veas a un niño con una gorra de Ironman. No solo son las películas, son los videojuegos, las tazas, las camisetas y los pijamas. Este componente multimedia es lo que hace que llegue a todos los sitios.

-¿Cómo gestionaría un superhéroe la política del día a día, la de los pactos y los desacuerdos?

-Stan Lee siempre cuenta una cosa sobre sus personajes. Dice que para que triunfen tienen que ser, en primer lugar, molones; en segundo lugar tener poderes y por último, se tienen que poner al límite. La clave de las historias de superhéroes, o al menos las que son divertidas, es que se ven obligados a salvar el planeta mientras unos alienígenas amenazan a su familia. Y esto habitualmente en política no nos sucede. Y otra cosa que nunca pasa es el componente de violencia. En las películas todo se resuelve de manera violenta y eso es lo que sirve para llegar a los acuerdos.

-¿A qué superhéroe llamaría para intervenir en los problemas de Aragón si pudiera encender un reflector como el de Batman?

-Aragón no necesita tanto la intervención de un superhéroe como que se escuchen sus reivindicaciones. Que tengan en cuenta los recursos con los que contamos. Que se tome en serio tanto la Unión Europea como el Gobierno de España el problema de la despoblación y se asignen fondos para poder hacer frente al problema. Y no hay un superhéroe que luche contra la despoblación. Ellos habitualmente luchan contra la destrucción del mundo o contra archivillanos. De hecho, Aragón ni siquiera es una tierra especialmente afectada por la corrupción. Y tampoco necesitamos un multimillonario como Ironman o Batman. Lo que necesitamos es un compromiso en Bruselas de que en esta tierra se podrá vivir dentro de unas décadas.

-Quizá se podría optar a albergar la sede de un supergrupo, por eso de atraer oportunidades...

-Se podrían instalar Los vengadores en la Torre del Agua. Lo veo una buena opción.

-¿Y por qué en Europa no se tiene una tradición de superhéroes?

-Estos personajes surgieron para luchar contra los nazis. Es decir, fueron una herramienta de propaganda, con Superman y el capitán América al frente, para motivar a los jóvenes que acudían al frente. En Europa el cómic es más divertido, pero no es tan heroico. Por un lado está Tintín, que representa la curiosidad de la clase media y por el otro Asterix y Obelix, que representan tanto a Francia como a la Unión Europea, pues en sus viajes tienen amigos tanto en Italia, como en España o en el lugar al que viajen. Cuentan con un arma mágica, la poción, pero tiene implicaciones diferentes. En EEUU, por otro lado, los cómics tienen un componente intergeneracional que no tienen los de demás países. Y los abuelos han leído cómics, los padres han visto películas y los nietos han jugado a videojuegos basados siempre en los mismos personajes. Eso no ha pasado nunca en España. Aquí la juventud tiene un ocio completamente distinto al que han tenido sus padres.