Los cuatro miembros de una familia acusados de matar a golpes a un ciudadano de Sri Lanka en el 2002 en Zaragoza manifestaron ayer ante el jurado popular, en la primera sesión del juicio oral celebrada en la Audiencia Provincial, que ellos sólo "discutieron a gritos" con la víctima, Ghana Vasagan Thuraisignahan, de 48 años. La presunta agresión se registró cuando el fallecido les exigió la devolución de unos objetos personales (entre ellos una videoconsola) que habían robado de un piso de su propiedad situado en la calle Cerezo, enfrente de donde viven los inculpados. Los hechos sucedieron el 11 de abril y Thuraisignahan falleció 11 días más tarde en el hospital Miguel Servet por un edema cerebral.

"No le golpeamos en ningún momento ni él se cayó tampoco, sólo le dijimos que si le habían robado que fuera a denunciarlo", manifestó el acusado Jesús Gabarri Ferreruela, para quien la fiscal y el acusador particular, Javier Notivoli, piden 14 años de prisión por un delito de homicidio con la agravante de abuso de superioridad. A la misma pena se exponen Antonio Gabarri Ferreruela, su esposa María Pilar Abajo Giménez, y su hijo Antonio. El fallecido deja viuda y 5 hijos. La fiscal pide 120.000 euros para cada uno, y 150.000 el acusador particular. Todos se hallan en libertad provisional.

Los acusadores mantienen que los procesados golpearon la cabeza de la víctima contra la pared varias veces y que le agredieron con palos y a puñetazos. La defensa, ejercida por el letrado Enrique Trebolle, solicita la libre absolución, que basa en el hecho de que los acusados afirman no haber llegado a las manos con la víctima y en que "Thuraisignahan, según los análisis médicos, no sufrió ninguna paliza, sino que padecía una cardiopatía y tenía problemas de alcoholismo".

La defensa afirma asimismo que, horas después del primer contacto entre los acusados y el fallecido, ocurrido sobre las 14.30 horas, Thuraisignahan volvió a aparecer por la calle Cerezo a las 19.30 con una pistola y diciendo: "Voy a pegar dos tiros a Toni", hijo de Antonio Gabarri, al que consideraba autor del robo de la videoconsola. La amenaza fue supuestamente oída por un vecino apodado Lolo , citado como testigo.

"Cuando Lolo nos dijo que El Indio había venido con una pistola, no bajamos a la calle ninguno, pues estábamos celebrando la petición de mano de una hija", declaró Antonio Gabarri Ferreruela, quien también dijo que la esposa del fallecido les comentó, un día después de los hechos, que su marido "había sufrido un infarto". Entre la veintena de testigos citados a partir de hoy, dos lo hacen en calidad de protegidos.