El zaragozano Javier Ariza se sentará próximamente en el banquillo de los acusados por, supuestamente, raptar en el 2018 a su hijo de 8 años, aprovechando el régimen de visitas que estaba disfrutando tras la separación de su expareja. Como adelantó este diario, afronta una pena máxima de 4 años de cárcel, si bien asegura que es inocente y que no debe ser condenado por un delito de sustracción de menores.

«Si lo hubiera hecho me hubiera escondido», destaca este joven que afirma que viajó a Huelva porque allí vive su hermana y que «necesitaba cambiar de aires y disfrutar de su hijo en la playa». En esa casa había estado con su ex. «¿Si secuestro a mi hijo es normal que salga a la calle, que esté en la playa con él o que haga la compra junto a él?», se pregunta. También afirma que «todo fue un error» del que «se arrepiente». «Hablé con mi abogado y me dijo que las medidas civiles ya habían caducado y que si no había recurso podía estar con mi hijo, así que no pensé que estuviera haciendo nada malo», apostilla.

De hecho, resalta el modo en el que fue detenido: «Íba con mi hijo, mi hermana, mi cuñado, mi sobrino y los perros por la calle». «¿Eso es normal en una persona que tiene secuestrado a alguien?», insiste. En este sentido, señala que el régimen de visitas que le impusieron unas medidas cautelares sobre una denuncia de su expareja «de la que he salido absuelto». «Todas las denuncias que me ha interpuesto han acabado igual porque yo nunca la he maltratado, reniego de eso porque es un problema que hemos sufrido en la familia», afirma, a la vez que asegura «que ella se está vengando porque la pareja se rompió tras serle infiel».

Este joven de 28 años espera que la Justicia «aclare» el asunto para «disfrutar» de su hijo y poder trabajar porque siente que «está señalado». «Estoy bajo tratamiento porque no es plato de buen gusto que tu cara haya sido enviada por el móvil como un secuestrador cuando soy inocente», concluye.