Las cuentas bancarias del exconsejero delegado de Plaza Carlos Escó, juzgado estos días en la Ciudad de la Justicia junto a Agapito Iglesias y Miguel Ángel Floría, fueron uno de los puntos más importantes abordados en la jornada de ayer. La Policía realizó por orden judicial un estudio de los movimientos bancarios y comprobó, según expuso un testigo ante la Sección I, que en el periodo examinado el acusado efectuó gastos por valor de 270.000 euros con un dinero «de procedencia desconocida».

Este dato se obtuvo contrastando el ritmo de gasto con las extracciones de las cuentas. El dinero de origen desconocido se destinó a la compra de mobiliario, de objetos de una tienda de Porcelanosa e incluso de una cadena musical.

«Fueron compras en efectivo, pero no encontramos ingresos en efectivo» como contraprestación de las mismas, manifestó el experto de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF).

Y ello, continuó, pese a que el acusado «tenía mucho dinero en sus cuentas bancarias, con saldo suficiente». Por ello concluyó que el dinero que no provenía de las cuentas era para la policía «de origen desconocido». En este sentido, señaló que a partir del año 2010 se dispararon las extracciones de cajero, lo que coincidió con unos ingresos «bastante mayores».

«ASPECTO INNOVADOR»

Su abogado defensor, Juan Monclús, intervino para hacer referencia a los bienes inmuebles de su cliente, un patrimonio que había generado dos compras y una venta, con el consiguiente movimiento dinerario.

Otro testigo relevante fue Isabel Blasco, directora comercial de Plaza, que dejó constancia de no haber hallado en los archivos de la entidad un informe de Pulsar sobre el parque lineal ni recordar un vídeo de la misma empresa sobre el mismo tema. «No he utilizado el vídeo ni he hecho uso de él como herramienta de trabajo», señaló.

Sí, en cambio, indicó que había realizado una visita a un terreno de Plaza con representantes del Grupo Floría, cuyo presidente es uno de los tres acusados. A este respecto, destacó «el aspecto innovador» de la citada empresa, que se encargó de los cubrimientos de numerosos edificios de la plataforma logística, operación que también es objeto del juicio.

Un exempleado del Grupo Floría explicó los trabajos realizados en el cubrimiento de edificios de Plaza, que según la acusación se cobraron a un precio abusivo a la unión temporal de empresas (UTE) responsable del desarrollo del proyecto.

«Lo que más recuerdo de esas obras es la presión en los plazos», explicó el testigo, que ejerció de delineante y experto en infografía antes de centrarse en tareas de ingeniería y de dirección de obra.

Aseguró que no tuvo intervención alguna en la determinación de los precios, dado que se trataba de una tarea ajena a su cometido. El pasado lunes, Francho Chabier Mayayo, denunciante del escándalo de Plaza en el 2013, afirmó que las facturas de estos trabajos llegaban sin pedido, una irregularidad que obligaba a rehacer el procedimiento.

El empleado del Grupo Floría también explicó que, en el caso de las obras de un edificio para Endesa, estas habían parado «en seco» debido a que la compañía eléctrica estaba en desacuerdo con la forma en que se habían llevado adelante, con la consiguiente variación de las condiciones hasta tanto no se encontró un acuerdo.