--¿Debe regresar Juan Carlos I?

--Es un tema que deben manejar en exclusiva el rey emérito y el actual. Creo que el Rey actual está manejando la situación con bastante prudencia y estoy convencido de que esta crisis acabará resolviéndose por la vía de la sensatez.

--Usted se declara republicano. Con los escándalos de la monarquía, ¿cuándo será el momento de abrir ese debate?

--(Reflexiona) Si los escándalos o las conductas irregulares de un responsable político significan que hay que reabrir el futuro de la institución a la que representa, tendríamos que tener en un proceso de revisión a todo el entramado institucional español. El actual jefe del Estado tiene una conducta tanto pública como privada absolutamente ejemplar. Yo insisto en mi condición republicana, pero en este momento en España, ser republicano es ser defensor de los valores republicanos, que los ejemplifica y los recoge la Constitución del 78. ¿Por qué creo que hay que defender al jefe del Estado? Porque defiendo la Constitución. ¿Por qué lo hago con más frecuencia? Porque veo que desde determinados sectores de la política española hay una obsesión con el Rey que creo que va más allá. Cuando se cuestiona su figura, lo que se cuestiona es la Constitución. Hay repúblicas infames en el mundo, y buena parte de los países de mayor calidad democrática, son monarquías. Ese debate en esos términos es falso. Cuando se pone en jaque la monarquía se está poniendo en jaque la Constitución.

"Cuando se cuestiona al Rey y se pone en jaque a la monarquía, se está poniendo en jaque la Constitución»

--¿Los indultos a los condenados por el ‘procés’ son una «obligación moral», como dijo Ábalos?

--Él dice no haber dicho eso. Lo primero, los indultos hay que pedirlos, algo que no está claro que hagan. Y segundo, el Gobierno los tiene que estudiar. Creo que los indultos deberían desaparecer y que las sentencias del procés son justas, correctas. No sería partidario de indultos. Pero insisto en que nadie ha dicho en el Gobierno que sea partidario.

--Al producirse el pacto presupuestario con Bildu, otro barón socialista dijo que había tenido que ir a la farmacia. ¿Sintió algo parecido?

--(Reflexiona) Yo elijo mis propias expresiones. Creo que en este momento en España hay actores políticos que tratan de conducir la vida política al frentismo desde la izquierda y la derecha, y los frentes tienen un pasado nefasto en la historia de España. Soy partidario de la transversalidad y los acuerdos, y de que la vida política transcurra en la centralidad y que los extremos sean lo más prescindibles posibles. No eliminarlos de la vida política, sino que se debería prescindir de ellos para la gobernanza de un país en el que lo que hace falta es creer en él.

--Hablando de números, ¿no es igual pactar con ERC que con Cs?

--Para mí hay dos clases de partidos políticos. Los que apuestan por el pacto, por el entendimiento, la centralidad, que creen en la Constitución y el Estatuto; y los que tratan de llevar la política hacia el frentismo de las posiciones extremas. Hay partidos de la derecha que están en una posición que no deberían ocupar; lo mismo pasa con la izquierda. Los grandes problemas que tiene España, hasta que el PSOE y el PP no se pongan alguna vez de acuerdo, será imposible que se resuelvan. Y quien normalmente plantea más problemas para eso es el PP.

--¿Hay margen para la ideología este año en los presupuestos?

--(Piensa) A veces nos olvidamos de que España decidió entrar en la Unión Europea, lo que significa compartir soberanía. La mayor parte de las políticas económicas de un país miembro están determinadas por Bruselas, pero allí estamos nosotros también. Ahora se dice que es posible hacer políticas expansivas. Pero es porque la UE entiende que se equivocó en el 2010 con la austeridad y que había que revisar de arriba abajo esa política. El plan europeo, con unas cantidades que jamás habríamos imaginado, no lo inspiran la extrema izquierda europea ni los socialistas. La presidenta de la Comisión es conservadora. La líder de hecho de la UE es Merkel. Y la gran alianza de conservadores, liberales y socialdemócratas es quien inspira estas políticas.

"El PSOE tiene el peso del Gobierno y Sánchez el liderazgo, pero Iglesias es un socio demasiado... incómodo»

--Entonces, ¿sirve la ideología?

--Sirve para que, por ejemplo, la derecha que inicialmente no era partidaria del Estado del bienestar, ahora lo tenga incorporado; o para que la izquierda que no era partidaria de la economía de mercado, la tenga incorporada. Para enriquecer el debate político. Los espacios en los que se hace política están cada vez más constreñidos. Claro que hay diferencias entre un socialdemócrata y un popular, pero eso no quiere decir que no se pongan de acuerdo.

--¿Piensa que Pedro Sánchez hace lo que dice Pablo Iglesias?

--¡¡Nooo!!. El peso del Gobierno es de los ministros del PSOE; la gestión también, y el liderazgo claro lo tiene Sánchez. Pero creo que a veces el socio Iglesias es demasiado… incómodo, por así decirlo.

--¿Habría sido más útil que Cs estuviera en los gobiernos español y aragonés?

--A estas alturas he aprendido que no hay que llorar por la leche derramada (ríe). Hubo esa posibilidad en Aragón, a la que nosotros estábamos absolutamente abiertos; fue Ciudadanos quien nos dio con la puerta en las narices. Yo, que apuesto porque España se debe gobernar desde la centralidad, por eliminar el papel preponderante de los extremos y apostar por los espacios de acuerdo, con un partido como Cs estoy cómodo. Pero es que en Aragón, la actitud de Podemos, o de CHA... Nadie en el cuatripartito se ha pronunciado con cuestiones extravagantes sobre nada. Todos estamos bastante alineados con el interés de Aragón. Pero antes de ponerse a hablar, hay muchos actores que se sientan a la mesa con la idea deliberada de no llegar a acuerdos, que es lo que ha pasado con el PP en los presupuestos.

--¿Seguirá otra legislatura más?

--Eso ni me lo planteo. Solo pienso en el corto plazo en contribuir a acabar con la pandemia y despegar el camino del Aragón verde, social y digital.