Si el capitán es el último en abandonar el barco, los camioneros no iban a ser menos. Así lo quiso demostrar ayer un transportista lituano que, pese a encontrarse en una situación ciertamente peligrosa, se negó a ser rescatado de la cabina de su camión. Aunque el hecho de no entender palabra de castellano e ir visiblemente ebrio pudo tener algo que ver con su actitud, según fuentes del operativo de rescate.

El suceso tuvo lugar en torno a las 16.00 horas de ayer en el polígono El Campillo de Zuera. El transportista, al parecer, iba a descansar en la cabina pero se olvidó del freno de mano. El camión fue deslizándose hacia una acequia, y la cabina acabó quedando suspendida a tres metros de altura sobre el cauce, mientras el remolque impedía que el vehículo cayese.

Hasta el lugar se desplazaron Guardia Civil, Policía Local y Bomberos de Zaragoza, la DPZ y Zuera, que intentaron rescatarle de la cabina mediante una escalera. Pero no hubo manera. El hombre intentó salir del atolladero a acelerones, sin resultado, se encerró en la cabina y cuando abría, se negaba a salir.

Tras más de una hora de discusión, finalmente se llamó a una grúa y se sacó el camión, con el conductor dentro. No fue detenido ya que, según explicaron fuentes del instituto armado, en realidad no llegó a conducir ebrio el transporte.