Andaba la concejala del PP y presidenta del Distrito Centro, María Jesús Martínez, dando la murga con el viejo Anatómico Forense. Y dicen que la también concejala, pero del PSOE, Rosa Borraz, le replicó algo así como "Oye, ¡déjame en paz y no me toques los cojones!". ¡Aaarrrggg!, casi se mueren al oír el palabro los señores de la onda conservadora. Aunque, por otro lado, la misma Borraz asegura que no, que ella sólo le dijo a su compañera de Corporación algo así como "¡vete a la porra!". Así está la Corporación, ciudadanos.

Me temo yo que el Ayuntamiento de Zaragoza va a ser la institución de la discordia, el escenario del sistemático acoso del PP al PSOE, a la CHA y a todo lo que se ponga a tiro. La Casa Consistorial tiene todos los ingredientes para albergar el rifirrafe perpetuo. Ese alcalde Belloch, esa Mari Cruz que amadrina a los voluntarios de la Expo, esa coalición con la CHA, ese grupo municipal socialista tan mal avenido, ese PAR que siempre se escora a estribor, ese Atarés que aún mastica la derrota... y ese vecindario cesaraugustano, tan resabiado, tan quejoso y tan confundido. En fin, que no sé si con todo esto va a ser posible arreglar la ciudad (que buena falta le hace) y conducirla más o menos serenamente hacia el 2008.

La capital aragonesa tiene acreditada su condición de inmortal. Ahora mismo, por ejemplo, el Tubo está a punto de presentar su versión supermoderna y a los vecinos de Conde Aranda les han dejado la calle que parece un paseo marítimo de postín. Pero tenemos tantos rotos y tantas incógnitas, que el futuro no acaba de quedar mi medio claro. La falta de planificación se nota en los constantes retoques a la ordenación urbana del entorno de la Estación de Delicias, en los problemas de tráfico, en las complejas e incomprensibles polémicas sobre La Romareda y otros solares, en la falta de análisis coherentes sobre el futuro de la ciudad. O sea, que no estamos ahora para pijadas ni cacaos. Por eso, queridos munícipes, hacednos el favor y ¡no nos toquéis...!