En la última comisión de seguimiento de las obras del Pacto del Agua, el ministro de Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, confesaba que ninguna otra comunidad le exigía un esfuerzo como esta, por el volumen de temas y el interés que aquí despierta cualquier cuestión relacionada con el agua. Algo similar les sucedió a sus antecesores, Rosa Aguilar, Elena Espinosa o Cristina Narbona. Pero Cañete, que esta próxima semana dejará de ser ministro para ir a la candidatura europea del PP, sabía que sus declaraciones, efectuadas en plena polémica por el trasvase proyectado por José María Aznar y Jaume Matas pesaban mucho en Aragón y debía traer los deberes bien hechos para purgar su pena .

Su labor redentora ha dado sus frutos, puesto que estos tres últimos años ha eludido en todo momento la palabra trasvase, aunque bien es cierto que ha empleado siempre eufemismos que han intranquilizado a gran parte de los partidos aragoneses. Esos eufemismos aludían a la "solidaridad interterritorial", ver "las necesidades hídricas" o a "partir sin apriorismos". En su primera intervención como ministro, en febrero del 2012, ya dijo que no consideraba incompatible "la unidad de cuenca con la cesión de agua a otras cuencas si sobra y se paga a buen precio".

Lejos de arreglarlo, al día siguiente y en Bruselas, junto al comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, afirmaba: "Trabajaremos más en aquellos territorios que colaboren en un esquema, y los que no quieran, pues pasará lo que está pasando en Aragón, que está afrontando una de las sequías más duras sin tener infraestructuras para poder hacerlo". Precisamente, su reticencia a firmar el decreto de la sequía, como se reclamaba desde Aragón, fue objeto de largas críticas y presiones, ejercidas incluso por su homólogo en Aragón y compañero de partido, el consejero Modesto Lobón.

Lastre

Su discurso protrasvase cambió hace tres semanas, cuando indicó que no se tomaría ninguna decisión "sin consenso". La primera vez que, aunque muy soslayadamente, daba una de arena a los recelos de la comunidad autónoma.

Pero el lastre de sus pretensiones trasvasistas lo ha arrastrado durante estos dos años y medio como ministro, en los que se ha granjeado la simpatía de las comunidades de regantes --ya que han visto aceptadas gran parte de sus pretensiones-- y del PP e incluso el PAR, especialmente de su presidente, José Ángel Biel, quien llegó a decir que ningún ministro había cumplido tanto con Aragón como Cañete. Además, los aragonesistas lograron presidir la CHE, el organismo que planifica y gestiona la susceptible cuenca del Ebro.

Sin embargo, un repaso al cronograma de las actuaciones del Pacto del Agua indica que los avances son menos espectaculares de lo que, en un principio, aseguran desde el Gobierno. En estos momentos, Cañete deja las obras de la siguiente manera: 145 actuaciones presupuestadas en 3.202 millones de euros de los que, hasta el momento, se han gastado 1.513 millones de euros, lo que supone el 47,25% del gasto total. Este ejercicio la inversión prevista asciende a 105 millones de euros. Un total de 66 actuaciones ya están terminadas tras destinarse un gasto de 1.046 millones de euros y otras diez están en fase de ejecución. Esta decena tienen un presupuesto de 750 millones de euros y ya se han invertido 450.

Fase inicial

Hay otras 22 actuaciones en fase inicial en la que ya se han invertido 14,6 millones de euros. Un bagaje muy similar al que se encontró cuando llegó, en diciembre del 2011, aunque ha mantenido el ritmo inversor.

Dadas las carestías económicas de esta legislatura, el principal mérito de Cañete ha sido continuar con partidas presupuestarias para estas infraestructuras, aunque se ha encontrado con algún escollo. Es el caso de Mularroya, paralizado por una sentencia de la Audiencia Nacional. Mientras, ha seguido el ritmo inversor en Yesa, aunque las grietas en una ladera donde se asentará la presa han continuado y se llegaron a desalojar a vecinos de una urbanización de la localidad navarra sin que esa crisis se haya resuelto. Ha culminado varios proyectosde modernización de regadíos.

Pero sin duda, su gran logro ha sido la puesta en marcha del sistema Biscarrués-Almudévar, una obra largamente reivindicada por Riegos del Alto Aragón, cuyo presidente, César Trillo ha tenido las puertas abiertas del despacho del ministerio al mismo nivel que la propia Luisa Fernanda Rudi. Los más de 120 millones que se invertirán en ambos pantanos --el proyecto original era uno pero Cañete se sacó de la manga los dos, a pesar de que no estaba consensuado-- han sido los únicos dineros de magnitud destinados a inversiones en todo el Estado, si bien es cierto que para una de las pocas obras del pacto que no generan consenso.