Aarón Jonás B. M. abandonó durante un par de horas la cárcel de Zuera, donde permanece ingresado tras amputar el pene a un joven en Zaragoza, para ser juzgado por maltratar a su madre y hermano en octubre del 2018. Fue, supuestamente, en el interior del domicilio familiar al que había regresado, tras estar un tiempo fuera.

Este joven de 29 años negó los hechos por los que la Fiscalía Provincial de Zaragoza solicitó una condena de prisión de tres años y medio. A preguntas de su abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, señaló que «llevaba 20 días viviendo» con su madre y su hermano «porque iban a ser desahuciados y quería ayudarles con los programas de Cruz Roja en los que estaba inscrito». Explicó que su familia le insultaba constantemente y que le decían que les había arruinado la vida. «Me decían que era un despojo, que estaba todo el día tirado en el sofá cuando en realidad yo me estaba moviendo para conseguir que ellos no fueran echados de la vivienda en la que estaban», apostilló.

También reconoció ante la magistrada del Juzgado de lo Penal número 9 de Zaragoza que en aquella época era consumidor de cocaína, de medicamentos y que esnifaba disolvente.

Explicó que en ningún momento lanzó un martillo ni las tijeras, tal y como mantiene la acusación particular, contra sus familiares y que sí hubo encontronazos porque no le dejaban salir de casa. «A mi hermano le quiero demasiado como para amenazarle o decirle que es un maricón, sí le decía que era una histérica cuando me decía que era un puto yonki».

Una versión muy diferente dieron tanto la madre como el hermano que, entre lágrimas, describieron la convivencia con Aarón Jonás B. M. como «un infierno».

«Me dijo que no tenía dónde vivir, que había adquirido una deuda por el impago del alquiler de la habitación de un piso, que si podía acogerle y acepté», señaló esta mujer, quien reiteró en varias ocasiones que su hijo «está enfermo y que el calabozo no es la solución».

Recordó uno de los episodios violentos que protagonizó, supuestamente, el encausado. «Estábamos durmiendo, era de madrugada y de repente oí gritos y que alguien tiraba muebles al suelo, así que salí del cuarto y ví que era mi hijo», destacó, mientras apuntaba que eran «por unos simples 20 euros».

En otra ocasión, la más violenta, ocurrió cuando les amenazó con cortarles la cabeza e incluso les lanzó a un martillo y unas tijeras durante la pelea. «Me tuve que poner en medio para proteger a mi hijo pequeño», aseveró. Durante aquel episodio, Aarón Jonás B. M. llegó a tirarla al suelo y a escupirla.

El hermano del encausado, que es menor de edad, mantuvo la misma versión que su madre y añadió que consumía disolvente. «Muchas veces estaba tirado en la cama y junto a él había un bote de disolvente abierto», recalcó.

Durante la vista oral también se hizo hincapié en el estado de ansiedad y depresión del encausado como consecuencia del consumo alargado en el tiempo de sustancias estupefacientes. Asimismo, resaltaron que la muerte de un hijo no nacido le afectó «de forma importante».