«Cuando sali de Teruel me tuve que ir a Huesca porque estaba ahí la universidad», recuerda Javier Gimeno, un joven de 30 años que actualmente trabaja y reside en Zaragoza. El gasto para una familia que conlleva sacar a los dos hijos a estudiar puede ser de 1.500 al mes durante 4-5 años», evalúa acerca del esfuerzo que tuvieron que hacer sus progenitores para su formación. «Recalé en Zaragoza por las pocas posibilidades que hay en Teruel», afirma. «Notas que hay pocos recursos, que hay pocas ayudas, y sobre todo ves el esfuerzo que tienen que hacer tus padres. Al final el problema es que te vas desvinculando poco a poco de Teruel», se lamenta. «Cuando estás fuera de tu tierra, te vas desapegando aunque hay un proverbio africano que me encanta, que es que ‘si no sabes a donde ir no olvides de donde vienes’», añade.

Acerca de lo que requeriría la provincia para levantar cabeza, se muestra claro: «Lo que necesita Teruel es un proyecto a 15 años vista, lo que nunca ha tenido. Siempre se ha ido a parchear», señala.

Por último, sobre la plataforma Teruel Existe, concluye: «Está haciendo el trabajo que los políticos cobardes no se atreven a hacer. Son los que están luchando sin ver un duro, por amor a la provincia, y sobre todo, pensando en nosotros. Nos están aprovechando en otros lugares».