Alrededor de 25.000 musulmanes de distintas nacionalidades viven en la comunidad aragonesa. Tras el 11 de marzo, cuando se confirmó que una célula de Al Qaeda formada por marroquís estaba detrás de la masacre de Madrid, muchos de ellos sintieron que "las cosas no iban a ser como antes", en palabras de Mohamed Tamer, responsable de la asociación Al Bughaz, que agrupa a inmigrantes del reino alauí residentes en Aragón.

"Ahora notamos frialdad en la forma en que nos tratan los españoles", subraya Tamer.

"Cuando me enteré de lo sucedido en Madrid, me llevé las manos a la cabeza", confiesa M. M., un marroquí que trabaja de fontanero en Zaragoza. "Hasta ahora se nos relacionaba, justa o injustamente, con las pateras y con el trapicheo de drogas, pero lo de Madrid era demasiado, era lo último que nos hacía falta", añade.

En la actualidad viven en Aragón oficialmente en torno a 8.000 marroquís. Las mayores colonias se concentran en Zaragoza y en las comarcas con una pujante agricultura, pero también se han instalado en el Pirineo, en sectores como los servicios y la construcción. Algunos han venido a estudiar a las universidades aragonesas, principalmente Medicina.

"Somos la nacionalidad islámica más numerosa de Aragón", reconoce Abdelkader Aarab, presidente de la Comunidad Islámica de Zaragoza.

Sin embargo, el número real de marroquís es casi un misterio, pues se desconoce cuántos de ellos se hallan en situación ilegal por carecer de permiso de trabajo y residencia. "Además --explica Abdelkader--, la cifra fluctúa mucho: crece cuando empieza la campaña agrícola y se reduce cuando no hay trabajo en el campo".

"El atentado de Madrid, además del horror que ha causado, es muy negativo para nuestra comunidad porque puede echar por tierra el esfuerzo de integración que hacemos las asociaciones de inmigrantes marroquís", opina el responsable de la comunidad musulmana zaragozana. "Al fin y al cabo --dice--, los marroquís no somos unos recién llegados y ya estamos muy introducidos en la sociedad española".

Los primeros inmigrantes marroquís llegaron a España "en los años 60 del pasado siglo", sostiene Abdelkader, "pero el flujo se incrementó notablemente durante los años 90, cuando empezaron a surgir los primeros grupos numerosos en Zaragoza, en Ejea, en Teruel, en Monzón y en muchos otros sitios donde se podía encontrar trabajo".

Los marroquís instalados en Aragón han contribuido a modificar el paisaje de las ciudades. En sus lugares de residencia han aparecido mezquitas y humildes centros de culto, así como restaurantes y tiendas de productos alimenticios jalal , es decir, que cumplen los preceptos de la religión musulmana.

"La integración iba por buen camino hasta ahora", afirma Kasim Ahmad Umar, un asturiano convertido al islam y casado en Zaragoza con una mujer marroquí. "Ha habido muchos matrimonios mixtos, como el mío, y eso demuestra que somos dos pueblos capaces de convivir sin problemas".

El reciente ataque a pedradas contra la mezquita de Barbastro y el anónimo contra los musulmanes de Monzón preocupan a los marroquís y a sus representantes. Temen, como denuncia Mohamed Tamer, "una vuelta atrás".

"No hay que confundir el terrorismo que se dice islámico con los musulmanes que han venido Aragón a trabajar, no tienen nada en común", sentencia Abdelkader.

En cualquier caso, los musulmanes de la comunidad no quieren que el 11-M les afecte negativamente. Y por ello los imanes de las mezquitas de Aragón recordaron durante las plegarias del pasado viernes, el día santo mahometano, que "nada es más importante que la paz".