Marta Colomer es el alma mater del Voluntariado de Zaragoza desde los orígenes, en la Expo del 2008, y ayer celebraba con los casi 1.500 que acudieron a la celebración del quinto aniversario con la satisfacción de la "ilusión" que todos ellos mantienen un lustro después y aunque "todos somos conscientes de que nuestra función es muy distinta ahora". Pero ya piensa en el futuro y destaca abiertamente como uno de los retos más importantes --"y uno de los fallos que tenemos y que asumo", dijo--, es "manejar las redes sociales", porque considera que este sería "un salto cualitativo importante hacia la nueva época que va por otros caminos".

Se refería, explicó, a la formación para "especializarse en innovación y tecnología" para estar más presentes en proyectos que vienen en los próximos años como pueden ser el CaixaFórum, el museo del Pabellón Puente --que ayer reconoció haber recorrido por primera vez, ya que "en la Expo no me dio tiempo", dijo-- o los equipamientos que se incorporen a la Milla Digital. Ya han empezado a trabajar en ello.

Mientras, la jornada de ayer para ella era "una forma de mostrarle a todos los voluntarios lo que hacen sus compañeros en la ciudad", ya que su labor es algo "que la gente ya ve en las calles" pero pocas veces coinciden todos para conocer de cerca las funciones que realizan.

También era un momento de nostalgia, de recuerdo de esa Expo que le vio nacer al Voluntariado. "El momento más difícil fue sin duda el origen, porque había que decidir si queríamos un grupo propio o conveniarlo con otras entidades, y porque en unas Olimpiadas estaba muy claro cuál iba a ser su labor pero en una muestra así nunca se había planteado". Durante los 93 días que duró destacó el trabajo incesante "desde primera hora para atender a todos, solucionar imprevistos y estar en todas partes" y la logística como principal problema "porque era muy difícil cuidar de miles de personas llegadas de todo el mundo".