Todo ha ocurrido a lo largo de esta semana. Acontecimiento tras acontecimiento, el despiste estratégico aragonés (compartido, aunque de diferentes maneras, por todos los partidos) se pone de manifiesto y genera situaciones a veces incomprensibles, a veces surrealistas, a veces indignantes.

Empecemos por lo bueno. CHA y su representante en el Gobierno aragonés, el consejero Soro, parecen haber llegado más lejos que nadie en el empeño de recuperar el Canfranc. La primera piedra de las obras, que supuestamente habrán rehabilitado la vieja Estación internacional y su extenso entorno en 2021, supone un hito en esa carrera de fondo, a veces heroica a veces insensata, para hacer realidad un viejo y mítico sueño. Todo está todavía envuelto en dudas. En mi modesta y escarmentada opinión, 27 millones es poco dinero para rematar tan complicado proyecto. La actividad transfronteriza en la línea no está garantizada (véase lo que acaba de suceder al desentenderse la UE del eje ferroviario Cantábrico-Mediterráneo). Y lo más inquietante es que, desde la UTE adjudicataria de las obras en Canfranc, se habla sin recato de la unión de las estaciones de esquí (por Canal Roya, se supone), un proyecto burbujeante, costosísimo y de dudosa utilidad. O sea, que ya veremos.

Mucho peor ha sido ver cómo las enmiendas del PAR a los Presupuestos Generales del Estado, en general muy beneficiosas para Aragón, eran votadas en contra por el PSOE y sus diputados tierranoblenses. Al parecer la dirección del Grupo Socialista había dado al respecto unas instrucciones de carácter general en perjuicio de varios territorios. Pero hubiesen hecho bien los de Sánchez en disimular la jugada dejando libertad de voto a quienes representan en el Congreso a Zaragoza, Huesca y Teruel. Como hizo Podemos. ¿O ya empezamos con el habitual entreguismo que convierte a nuestros parlamentarios en siervos de sus partidos, al margen de lo que pueda interesar a quienes les han votado directamente?

El PAR se ha anotado un éxito importante. Además está ganando, una baza tras otra, la partida que se juega en las Cortes de Aragón, donde la comisión de investigación relativa al desastroso Plan de Depuración de Aguas patina sin que se sepa dónde acabará por llegar... Probablemente a ninguna parte. Al exconsejero Boné, autor intelectual y efectivo de aquel Plan, la comparecencia ante los supuestos investigadores le salió gratis. Ni PSOE ni PP ni mucho menos el PAR iban a meterle caña. Y en Podemos, que sí tienen ganas, no acaban de captar la sustancia del tema, sea porque no lo han estudiado, porque no lo entienden o porque ni siquiera se han molestado en leer lo que los medios publicaron al respecto. A los del pendón morado les falta rodaje. Pero... ¿No llevan ya tres años en la carretera?

Por debajo y por encima de estos acontecimientos (¡ah!, se me olvidaba las loas al recrecimiento de Yesa de la nueva ministra de Medio Ambiente) flota el eterno despiste estratégico de Aragón, la manía de ir a salto de mata en pos de objetivos difusos o simplemente absurdos. Aquí no hay nueva etapa. Seguimos en el despiste.