El 2014 iba a ser un año de frutas y flores, de Expo Paisajes, ese evento internacional que iba a relanzar de nuevo a Zaragoza a la primera línea internacional de paso que se arreglaba el cierre de la orla este de la ciudad y se recibía, como en el 2008, una buena millonada desde Madrid. Pero ahora que comienza la fecha señalada y con aquel proyecto en un cajón, la ciudad mantiene retos importantes, marcados más por la necesidad --de las familias-- que por la ambición de seguir creciendo. Y si el 2013 fue el año de la contención del drama de miles de familias --con más de 8.000 ayudas de urgencia y 80.000 lotes repartidos en el programa de alimentos Zaragoza Redistribuye, este ejercicio la duda es si podrá seguir haciéndolo. Y esa incertidumbre la introduce la nueva Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, en vigor desde el pasado 31 de diciembre.

Ese "caos" que por activa y por pasiva se ha hartado de anunicar el propio Gobierno municipal y que todo apunta a que llegará con cuentagotas y con hechos consumados. A no ser que la futura Ley de Capitalidad ponga todo en orden: competencias, financiación y recursos. Porque no solo la eficiencia importa, también la cobertura. Y esta ley, que lleva años aparcada con la misma naturalidad con la que se reclama --en función de si unos están en el poder o en la oposición-- ahora es imprescindible en el caso de Aragón y Zaragoza, para hacer los deberes con Madrid, que es quien manda y quien ha cambiado las reglas del juego para los consistorios.

La definición de quién presta los servicios y con qué medios marcará muchas de las decisiones que se adopten en la casa consistorial. Porque ya hay cosas que no se pueden hacer. Por ejemplo conceder las subvenciones o convenios que pueden verse afectados en una competencia que ahora por ley se dice que no le corresponde al consistorio. Consumo, Medio Ambiente o Cooperación Internacional son solo algunos ejemplos. Mientras, los ciudadanos seguirán llamando a las puertas del ayuntamiento para pedir y este al Pignatelli para ver qué hacer.

Por eso Zaragoza hizo los deberes a tiempo y con el presupuesto municipal a punto de aprobarse de forma definitiva, el próximo viernes en el pleno, al menos se ha asegurado consignación para todos los programas del conocido como Plan contra la Exclusión Social que lamentablemente ha tenido mayor acogida de la esperada. Más necesitados que atender y más imaginación que poner sobre la mesa de negociación. Eso pide la ciudadanía, que agradecerá este año la congelación de impuestos, tasas y precios públicos --hasta en el transporte público al parecer--, pero que espera que todos los esfuerzos también se dirijan a generar empleo y que la estadística no vuelva a demostrar que las cifras dicen, como mínimo, que no se hace lo suficiente.

Este será un año en el que buena parte de las medidas importantes a consensuar se concentrarán en el primer semestre del ejercicio. Todos los grupos municipales dan por hecho que la recta final del año estará más centrada en la lucha preelectoral. Incluso CHA ya apunta la necesidad de acordar el presupuesto del 2015 antes del verano, y las ordenanzas fiscales. No hay que ser adivino para saber que ningún gobernante sube los impuestos poco antes de unas elecciones pero... ahí está lanzado el guante de los nacionalistas.

Y el PSOE quizá pueda centrarse entonces en el futuro liderazgo del partido en el ayuntamiento. El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, ya ha avisado de que agotará lo que resta de legislatura y sigue sin desvelar si optará a la reelección. Pero las primarias son inevitables y Carlos Pérez Anadón estará en la parrilla de salida con toda seguridad. Así que en su mano está decidir si hay duelo o no por ser el candidato socialista a la Alcaldía en el 2015. A la luz pública. O prefiere una transición tranquila a un nuevo ciclo. Esto también marcará la actividad municipal.

Mientras, el año comienza como acabó el 2013, con el conflicto del autobús encendido, pero mucho menos. De hecho, la gestión de la responsable de Servicios Públicos, carmen Dueso, y el vicealcalde, Fernando Gimeno, en mediar para recolocar a los despedidos ha sido crucial para que al menos ya no haya huelga y la empresa acepte reincorporarlos a todos antes del 2016.

OTROS DEBATES Pero los argumentos puestos sobre la mesa fueron de una gravedad tal que esta bola de nieve ya no hay quien la pare. Una auditoría que habla de enriquecimiento injusto de la anterior concesionaria, unas deudas que el ciudadano ya no sabe quién debe a quién y cuánto, y una comisión técnica que sigue sin crearse entre el consistorio y la empresa, requieren de muchas explicaciones. En forma de pacto o en los tribunales, pero la huella de TUZSA se antoja profunda en la vida municipal de los próximos doce meses.

Mientras, en paralelo, siguen a la espera del despegue dos proyectos clave en el programa del PSOE zaragozano: uno, la segunda línea del tranvía, y otro, la prolongación de Tenor Fleta. Ambos parecen ser, a priori, los únicos con posibilidades reales de impulsarse en este año que comienza. Y deberán hacerlo si los defensores del tranvía no quieren complicaciones y si quienes defienden a los que reivindican la conexión de la avenida con el tercer cinturón no quieren tener que dar más y más explicaciones por tanta espera.

Entre tanto, la edificación de viviendas en la zona de la Expo o en los antiguos depósitos del Pignatelli abrirán nuevos debates a lo largo del año. Curioso, cuando Arcosur parece más cerca de la paralización que de la consolidación como barrio. Y los ciudadanos de estas zonas emergentes seguirán reclamando los equipamientos que les faltan.

En paralelo, la peatonalización de Don Jaime o el bulevar comercial de Torrero hasta el Rabal, a día de hoy, parece más lejos, tan lejos como hoy queda esa Expo Paisajes 2014 de la que nadie se acuerda ya.