La nueva ley creada para dar alas a las grandes ciudades españolas sacude las tradicionales estructuras de los ayuntamientos, incluido el de Zaragoza. El alcalde, Juan Alberto Belloch, ha saludado con entusiasmo un texto legal que le permite dejar atrás el control exhaustivo de la oposición y nombrar un equipo municipal a su medida. La separación efectiva entre el pleno --un lugar en el que se debate, pero donde apenas se decide nada vital para la ciudad-- y la Junta de Gobierno da independencia al alcalde y a su equipo para gobernar. El reglamento que permitirá adaptar el consistorio al nuevo imperativo legal prevé un ayuntamiento más político, más ambicioso y reflejado en el espejo del Parlamento autónomo y de la DGA.