En la recta final de legislatura, el Gobierno de Zaragoza presenta por fin la adaptación de la ordenanza municipal para la protección contra ruidos y vibraciones que viene a sustituir la normativa vigente en la capital aragonesa desde el 2001. Aunque solo sea en forma de borrador que deberá aprobar la próxima corporación, el responsable de Medio Ambiente, Jerónimo Blasco, desveló ayer el documento que viene, al igual que hace la ley estatal y autonómica, a rebajar los límites de emisión de contaminación acústica y a endurecer las sanciones. En el caso de la ciudad, estas se pueden llegar a multiplicar por cinco, ya que los 6.000 euros que, como máximo, aparecen en la norma actual pasarían a ser hasta 30.000. Y sin perjuicio de adoptar medidas como el cierre del local o la retirada de licencia. Y fija un mínimo de 50, no 150 como ahora.

Zaragoza pone sobre la mesa un documento que ahora toca debatir entre los grupos municipales. Estos, o los que surjan tras las próximas elecciones. Pero que en lo que es el funcionamiento diario de los ciudadanos introduce cambios significativos. Rebaja, por ejemplo, los decibelios máximos que se permiten en el exterior, hasta 90 como valor máximo, o en el interior de los edificios. Se modifican horarios como, por ejemplo, los que afectan a la permisividad para hacer reparaciones u obras en el domicilio, ya que antes estaba prohibido de 22.00 horas a 8 de la mañana y ahora pasaría a ser de 23.00 a 7.00 horas.

SIN AIRE ACONDICIONADO

La misma franja para la que se prohibirá, en la vía pública y salvo circunstancias excepcionales, la carga y descarga, o la realización de trabajos, salvo que sean por motivos de urgencia por la imposibilidad de hacerlo en horario diurno. O incluso para encender aparatos de aire acondicionado instalados en el patio de luces de una comunidad vecinal. Por la noche no se podrá.

Una franja horaria en la que, para actividades musicales, festivas y otras al aire libre, se limitaría a 85 decibelios los que, durante el resto del día sería de 90. Para esta y otros muchos hábitos que pueden ser cotidianos, como la actividad en pubs, bares, cines, auditorios o cualquier actividad similar. Se rebajan los niveles máximos de emisión de ruido también en el interior de los domicilios, donde además de la prohibición, con caráctar general, de colocar alarmas acústicas, se limita a entre 40 y 25 decibelios la emisión en el interior de un piso, según se haga en horario diurno o nocturno, igual que en un equipamiento sanitario y similar en los educativos (de 30 a 35).

Multitud de valores nuevos con los que el ciudadano deberá ponerse al día cuando se publiquen en la web municipal. Y la mayoría se rebajan para ahondar en reducir la contaminación acústica de la actividad diaria de los ciudadanos, empresas y transporte público. Para estos últimos, por ejemplo, quedará prohibido mantener el motor encendido cuando vaya a estar detenido el vehículo durante cinco o más minutos.

Otras novedades van dirigidas a la resolución de conflictos. En este sentido, el ayuntamiento propone crear la figura del mediador municipal para intervenir en caso de desacuerdo entre las partes. Y es que, aseguran, la gran mayoría de estas discusiones se producen entre vecinos. El consistorio, además, se autoimpone la obligación de elaborar un mapa del ruido cada cinco años. E incluir el análisis del impacto acústico en cada reordenación del territorio que se impulse desde el ayuntamiento.