Zaragoza ahorrará 1,2 millones de euros al año con el nuevo contrato del mantenimiento del alumbrado público. Un servicio, aún en fase de licitación, que busca unificar en una única zona la tarea que hasta este año se venía realizando en tres sectores diferentes, encargados a otras tantas empresas (Cerma&Arriaxa, Coca e Inesa). De manera que al ahorro de más de un millón de euros anuales que se viene realizando con el consumo energético desde el 2010, se sumará el que permite la gestión administrativa, con un contrato nuevo que será de 5,82 millones de euros anuales y no más de siete como hasta ahora, que abarcará toda la ciudad y sus barrios rurales y que tendrá una duración de dos años prorrogables a otros dos.

En los próximos meses se decidirá la adjudicación, pero todos los ojos están puestos en las mejoras que puedan aportar las empresas que concurran al concurso público. Porque la puja entre ellas puede compensar la escasa disponibilidad económica del consistorio en introducir nuevos avances en la gestión y mantenimiento. Por ejemplo en la automatización de los sistemas de regulación y control. Ahora se calcula que "el 30% de la red" está siendo regulada en tiempo real por el ayuntamiento, con sistemas telemáticos. Y el pliego marca esta como una de las mejoras que pueden recibir puntuación adicional. ¿Para qué? Para llegar a todos los barrios de la capital aragonesa.

Estos sistemas de medición electrónicos han contribuido de forma decisiva a mejorar la detección de incidencias (por ejemplo alertan de descensos de consumo que suelen ser provocados por apagones o averías) y el gasto, ya que "unos 40.000 puntos de luz" están sujetos a una herramienta que permite disminuir la intensidad en función de la hora del día (los denominados relojes astronómicos), o aminorarla a niveles mínimos en horas centrales de la noche.

Otra de las novedades que se incluye en los pliegos es que, poco más o menos, se le pide a las empresas licitadoras un precio por reparación de incidencias provocadas por vandalismo, tales como el robo de cobre o roturas de puntos de luz por daños intencionados o accidentes de coches. El coste nunca lo asume la contratista, pero esta vez da puntos para la adjudicación. Con todo, la ciudad podrá avanzar en introducir nuevas medidas de ahorro, esta vez en la conservación y en minimizar averías en el alumbrado.