El nuevo coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Zaragoza, José Antonio Mingorance, tomó posesión ayer de su cargo en el acuartelamiento San Fernando de la capital aragonesa, con el claro objetivo de mejorar no solo la seguridad objetiva -que, estadísticamente, sigue situando a la provincia como «una de las más seguras»-, sino la percepción de la ciudadanía sobre su seguridad.

Según explicó el coronel a los medios, pese a los datos, comprende que «si alguien sufre un hurto, un robo o una agresión», no le valen estadísticas, y por ello quiere mejorar «los tiempos de respuesta» en la medida de lo posible.

En su toma de posesión no faltaron referencias, ni suyas ni del general de la VIII zona, Carlos Crespo, a los recientes asesinatos a cargo de Igor el Ruso en Andorra. Unos hechos en los que, para Mingorance, si cabría achacar «un porcentaje» de responsabilidad a la falta de efectivos que sufre el instituto armado, como otros cuerpos de la Administración. Contra esta escasez poco puede hacer por el momento, pero sí se planteó «optimizar» la plantilla de la que dispone.

En estos planes, «ni a corto ni a medio plazo» se contempla cerrar ni reabrir cuarteles -actualmente, 48-, pero el coronel sí apuntó que a largo plazo la reestructuración sí se contempla en la Guardia Civil, «no solo aquí, en toda España», añadió.

Mingorance toma el relevo de José Hermida, para el que también tuvo palabras de elogio y se comprometió a prolongar su labor. En su discurso se remontó a los inicios de la presencia del instituto armado en Zaragoza, «a finales de 1844», e incluso a la invasión napoleónica, cuando Zaragoza fue «crisol de valor».

También expuso la magnitud de la tarea de la Guardia Civil en la provincia, cubriendo «un 98% del territorio» en contextos tan dispares como las explotaciones ganaderas, los barrios rurales de la capital o los polígonos industriales, en tareas tan distintas como la seguridad ciudadana, el control del tráfico -su más reciente especialidad-, el rescate de personas, la protección de la naturaleza o el control fiscal, por citar algunas de las que repasó.

Para afrontar todo ello pidió a los que desde ahora serán sus subordinados «un esfuerzo suplementario» en su tarea.

El general Crespo, como superior y jefe del Cuerpo en Aragón, elogió la «visión profesional de conjunto» de Mingorance, fruto de las múltiples especialidades que ha desempeñado en su carrera, además de su «más que acreditada profesionalidad».

Tuvo un recuerdo para los tres guardias civiles fallecidos el año pasado -las dos víctimas de Igor el Ruso, Víctor Romero y Víctor Caballero- y el cabo Rafael González, que murió en julio en un accidente de tráfico en Aínsa. También dio el pésame a la familia del sargento primero Francisco Benítez, fallecido anteayer por un aparente infarto en Jaca, y que ayer fue despedido en su acuartelamiento.