La Universidad de Zaragoza ha sacado a concurso las obras del Centro Nacional de Referencia de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles de los Animales, el conocido como laboratorio de las vacas locas . Si se cumplen los plazos, los trabajos se podrían adjudicar a finales de enero y acabarse en el primer trimestre del 2006. De esta forma se podrían cerrar las instalaciones actuales, un cuarto de apenas 20 metros cuadrados ubicado en la Facultad de Veterinaria que tras la crisis de las vacas locas se amplió algo, pero no lo suficiente.

El nuevo edificio también se levantará en Veterinaria, cerca del hospital, y tendrá 2.352 metros cuadrados de superficie construida. Es decir, 100 veces más. El presupuesto de licitación es de casi tres millones de euros (2,8), financiados por la Unión Europea (1,6 millones) y por el Ministerio de Agricultura (1,3 millones).

Esta es una de las obras más demandadas entre la comunidad científica y en el campus, ya que como se ha dicho las instalaciones actuales no son las más adecuadas. En noviembre del 2000, en pleno boom de las encefalopatías espongiformes bovinas, el director del centro, Juan José Badiola, ya advirtió de que el laboratorio estaba "al límite".

AL DETALLE El nuevo edificio dispondrá de una sala de necropsias en la que el nivel de seguridad deberá ser extremo, ya que allí se manejará "material fresco y potencialmente infectivo", según se recoge en el informe de ejecución del proyecto. Es donde se analizarán las muestras de animales sospechosos de padecer Encefalopatía Espongiforme.

Además de una cámara de 4º centígrados para mantener refrigerados los animales hasta la necroscopia habrá una sala de fotografía y una zona de recogida de residuos.

En el laboratorio de histopatología será donde se diagnostiquen y confirmen los casos sospechosos. También habrá una sala de recepción de las muestras, un almacén y un banco de tejidos en el que se mantendrán las muestras biológicas congeladas y fijadas procedentes de animales que hayan dado positivo.

Lo que es el laboratorio central será otro de los sectores en los que habrá grandes medidas profilácticas. La entrada será un compartimento estanco que separará el área científica del exterior. Allí habrá una zona limpia , para cambiar la ropa habitual por la de trabajo, y otra sucia , donde se acumulará la ropa de protección necesaria para entrar en el laboratorio. Habrá un lavabo cuyo desagüe conducirá a un contenedor para su posterior inactivación.

Dentro del laboratorio habrá una zona restringida, separada por una mampara y una puerta, donde se ubicará el autoclave, un método de descontaminación para encefalopatías espongiformes transmisibles. En algo más de un año, todo esto puede ser realidad.